El físico, cosmólogo y divulgador Stephen Hawking murió esta madrugada, a los 76 años, en su casa de la ciudad de Cambridge, Reino Unido , según confirmaron sus tres hijos en un comunicado.
«Estamos muy tristes porque nuestro querido padre murió hoy. Fue un gran científico y un hombre extraordinario cuyo trabajo y legado continuarán. Su coraje y persistencia y su inteligencia y humor inspiraron a muchos en el mundo», declararon Lucy, Robert y Tim Hawking.
Hawking padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa paralizante que le había sido diagnosticada en 1963, cuando tenía 21 años. Llevaba décadas postrado en una silla de ruedas, con respirador artificial, y solo podía controlar un músculo de su cuerpo, de la mejilla, lo que le bastó para comunicarse mediante una computadora que interpretaba sus gestos faciales y los traducía a una voz electrónica que se convirtió en su carta de presentación.
El físico teórico más reconocido de su era, Hawking escribió de manera lúcida sobre los misterios del espacio, el tiempo y los agujeros negros. Estuvo involucrado en la búsqueda del gran objetivo de la física, una «teoría unificada» que pudiera resolver las contradicciones entre la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein (que describe las leyes de gravedad que gobiernan el movimiento de los grandes objetos, como los planetas) y la Teoría de Mecánica Cuántica (que trata con el mundo de las partículas subatómicas).
Para Hawking, esa búsqueda fue casi como una misión religiosa . «Una teoría unificada completa y consistente es solo el primer paso: nuestra meta es un entendimiento total de los eventos a nuestro alrededor y de nuestra propia existencia», escribió en su libro Breve Historia del Tiempo, publicado en 1988, que fue un éxito de ventas en todo el mundo y lo convirtió en una celebridad.
Sin embargo, en sus últimos años insinuó que podría no existir una teoría unificada.