Un equipo de arqueólogos tucumanos encontró en Catamarca la evidencia humana más antigua que se conozca en el país y posiblemente de América latina, datada hace 40 mil años. Hasta ahora, la datación más antigua en Argentina era de 14 mil años.
Un grupo de hombres —posiblemente de exploradores— vivió hace 40 mil años entre el Noroeste de las actuales provincias de Catamarca y de Salta, en la zona que integra la llamada «Puna salada».
Se desconoce cuánto tiempo permaneció en el que sería muchísimos siglos después el Noroeste argentino, pero sus rastros quedaron muy bien preservados en estas tierras desérticas, a más de 3500 metros sobre el nivel del mar, en Antofagasta de la Sierra. Su clima es riguroso, frío y muy seco, con temperaturas mínimas por debajo de 0º grados. Tal vez esas características posibilitaron que los restos permanezcan tan bien conservados.
Los investigadores excavaron cuatro kilómetros en el tramo superior del río Punilla, en una pequeña quebrada conocida como Cacao. Más precisamente en una cueva en cuyo interior se aloja una enorme variedad de arte rupestre y diversas estructuras de piedra. En ese sitio encontraron dos mechones de pelo humano, que habían sido cortados. Hallaron, además, herramientas de piedra tallada utilizadas para corte y raspado, unos pendientes de cobre y excremento y fragmentos óseos (costillas completas y restos de dientes) de la fauna de la época.
El investigador del Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES) de Conicet-Universidad Nacional de Tucumán, Carlos Aschero, encabezó el estudio. Este investigador con 50 años de experiencia está especializado en los artefactos de piedra tallada y arte rupestre. «Cuando uno excava, nunca sabe qué va a servir; pasás el pincel y encontrás cosas maravillosas», cuenta Aschero, para quien el trabajo de campo sigue siendo, por lejos, la mejor parte de su profesión.
La quebrada de Cacao se caracteriza por contener una enorme variedad de rastros de ocupaciones humanas, a tal punto que es conocida por los antropólogos como una de las «capitales» de la prehistoria del Noroeste. Pero hasta este nuevo hallazgo, los datos que se tenían de presencia humana en esa zona eran de 10.000 años atrás.
Con el nuevo descubrimiento se dio un salto enorme porque los objetos encontrados tienen una antigüedad de 40.000 años. Los análisis, mediante los cuales se determinó la edad, fueron realizados en dos laboratorios especializados de EEUU (Arizona y CAIS-UGA) por medio del método de carbono 14.
Jorge Martínez, arqueólogo del ISES, sostuvo que en Argentina los rastros de presencia humana más antiguos que se conocían están localizados en la provincia de Buenos Aires y tienen 14.000 años. En América latina los rastros humanos más viejos están ubicados en Brasil, datados entre 27.000 y 30.000 años. Sin embargo, Martínez remarcó que los datos brasileños son controvertidos por el método usado para determinar la antigüedad, el de «datación radiométrica». Un dato clave que esperan conocer en breve, mediante el análisis de ADN del mechón de pelo, es el linaje genético. «Impera la teoría de que los habitantes de América llegaron desde Asia por el estrecho de Bering y de que pertenecen a cuatro grandes linajes. Nosotros queremos corroborar o refutar ese origen, acaso obtengamos como resultado que pertenecen a una ascendencia distinta», aventuró. La antigüedad en el Norte argentino puede compararse ahora con el Paleolítico medio europeo.