«Los votos están muy parejos. Es una votación que se va a definir en los últimos días antes de la sesión«. Esta es la predicción que hacen fuentes del bloque Justicialista en el Senado, sobre la sesión del 8 de agosto en la que se tratará el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo que tuvo media sanción en Diputados el 14 de junio.
Según el último conteo que llevan en el principal bloque opositor – que puede cambiar día a día-, los votos a favor de la iniciativa suman hoy 30, a los que podrían sumarse otros tres que están en duda, pero inclinados por apoyar la media sanción, publicó el portal Infobae.
¿Cómo votarán los tres pampeanos? Norma Durango ya dijo que a favor. En tanto, se especula que Daniel Lovera también lo hará por el sí, en tanto que Juan Carlos Marino, si bien aún con dudas, también podría respaldarlo.
Como votos en contra confirmados, contabilizan 30. De este número, tres son de senadores que podrían estar ausentes: Carlos Menem, quien por su avanzada edad no se queda en las sesiones prolongadas; Carlos Reutemann, por un tema de salud; y María Eugenia Catalfamo, del Frente Unidad Justicialista San Luis. Al número final de este grupo que se opone al proyecto, se podrían sumar otros 8 que votarían por el rechazo.
Por la abstención, hasta ahora, se manifestó públicamente Carmen Lucila Crexell, del Movimiento Popular Neuquino.
De acuerdo a estos cálculos que manejan en la principal fuerza política de la Cámara alta, los indecisos a la fecha son 11.
Si se suman los dudosos de cada posición para el grupo respectivo, y se restan los posibles ausentes y la abstención, la cuenta daría 35 en contra del proyecto y 33 a favor. Números muy parejos que podrían modificarse en las tres semanas que faltan para discutirlo en el recinto.
En caso de empate, definiría la presidenta del Senado, Gabriela Michetti, quien ya explícitamente sostuvo que estaba en contra de la interrupción voluntaria del embarazo, aún en casos de violación, lo que le valió críticas opositoras y de su propio espacio.
Entre los dudosos inclinados por el rechazo se encuentran los senadores cordobeses de Cambiemos Laura Rodríguez Machado y Ernesto Martínez, y el justicialista Carlos Caserio. Sin embargo, evalúan proponer algunos cambios que podrían hacerlos votar a favor del proyecto aprobado por Diputados. Entre ellos, la inclusión de la objeción de conciencia institucional, la eliminación de la inhabilitación a los profesionales que se nieguen a realizar un aborto en los casos legalmente autorizados, y no hacer responsable al establecimiento que derivó la realización de un aborto a otro sistema de salud.
En el caso de que el proyecto sufriera modificaciones, debería regresar a la Cámara de Diputados, donde los legisladores pueden aceptar los cambios, o insistir en la versión original, con la misma mayoría, con la que se aprobaron los cambios en la Cámara alta, en este caso, la mitad más uno de los presentes.
«Estamos trabajando para que no se toque. Si se toca, es probable que no salga. Hay que ir a morir por el sí«, sostuvo una alta fuente del Bloque Justicialista que apoya el proyecto, y que admite que si no se consigue el número, se podría volver a presentar el año próximo. En su análisis, la mayoría con la que se aprobó en Diputados tuvo escaso margen – solo 4 votos- y podría no ser sostenida si vuelve en revisión. En caso de rechazo, el Congreso no puede volver a tratar la misma iniciativa este año.
Mauricio Macri, recordó Infobae, hizo en los últimos días un giro en su análisis respecto del aborto. Si bien habilitó la discusión aunque, en lo personal, estaba en contra, afirmó recientemente en conversaciones con gente de su confianza: «Esta es una discusión sobre los derechos de las mujeres a decidir. Es un debate sobre ese derecho individual y no solo sobre una cuestión de salud«.
Esta postura está en línea con el fallo de la Corte de Estados Unidos de 1973 en el caso «Roe vs Wade», en el que dictaminó a favor de una mujer soltera embarazada, Norma Roe, que planteó una acción cuestionando la constitucionalidad de leyes penales de Texas que condenaban el aborto, excepto para salvar la vida de la madre. La Corte norteamericana resolvió que el gobierno carecía de poder para prohibir los abortos, y lo fundamentó en el derecho fundamental a la privacidad y a la inmunidad del ciudadano frente a la intromisión del poder público. Permitió así, por extensión de la jurisprudencia, su legalización en Estados Unidos.
Macri sabe que el tema divide aguas – como pocos- en sus propias filas, y que muchos dirigentes y votantes del PRO rechazan el aborto por sus creencias religiosas o de raigambre conservadora, en línea con la cada vez más fuerte posición de la Iglesia para que no salga la ley. Sin embargo, fiel a su anuncio de dar libertad a sus legisladores y promover la discusión sobre un tema que hasta ahora la política había considerado tabú, el primer mandatario ya adelantó que no vetará la ley si es aprobada por el Senado.
Quienes apoyan la legalización del aborto en la Cámara alta reconocen que el debate cruza a Cambiemos y el PJ, y que el Gobierno no saldrá ileso. La pregunta es si podrá capitalizarlo, ya sea como el promotor de un debate con respeto a las reglas democráticas, o de un promotor de derechos en una agenda de género que cada vez cobra más espacio. «Tenés que superar el costo en la coyuntura, y apostar a una sociedad moderna y democrática, en la que las creencias religiosas van por un carril separado«, sostiene una espada legislativa de la oposición en el Senado.
En términos de poder político, están los que ven la votación en el Senado atravesada por la esquiva relación con la cúpula eclesiástica. «Es la oportunidad de ganarle una batalla a la Iglesia que, en nuestro país, es un factor de poder«, dicen. Y argumentan que el Papa hizo una evaluación política equivocada al no venir a Argentina en su viaje a Chile. «Si Francisco hubiera venido, no habría ley de aborto«, aseguran.