Finalmente, luego de seis meses de un debate que movilizó como pocas veces a toda la sociedad, el Senado rechazó esta madrugada el proyecto de legalización del aborto que había sido aprobado en junio por la Cámara de Diputados.
La sesión duró alrededor de 17 horas, con la Plaza del Congreso repleta de manifestantes de una y otra posición, y se saldó a las 2.44 horas con 38 votos en contra de autorizar la interrupción voluntaria del embarazo y con 31 a favor (hubo 2 abstenciones y 1 ausente).
El debate legislativo fue seguido con expectativa en las inmediaciones al Congreso nacional por una multitud de personas a favor y en contra de la iniciativa. La vigilia popular comenzó cerca del mediodía de este miércoles y se transformó en masiva con el paso de las horas, pese a la fuerte tormenta de lluvia y viento. Paralelamente, se celebraron manifestaciones a favor en las principales capitales de provincias y en más de 40 ciudades del mundo.
Los representantes de La Pampa, como ya se sabía, votaron de la siguiente manera: Norma Durango y Daniel Lovera, del peronismo, a favor, y el radical Juan Carlos Marino, en contra.
Despenalización
Ahora se espera que antes de fin de mes, el Congreso abrirá nuevamente el debate sobre el aborto. En efecto, el próximo 21 de agosto el Poder Ejecutivo enviará al Senado el proyecto de reforma del Código Penal que, entre sus más de 500 artículos, propondrá que un juez podrá eximir de pena a la mujer que se practique un aborto. Tampoco será punible esta práctica en caso de un embarazo producto de un abuso sexual. Hay una mayoría abrumadora de legisladores, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, que suscriben calurosamente ambas premisas, por lo que es muy posible que se aprueben. Conforman la postura intermedia que, a último momento, intentó impulsar hoy un grupo de senadores una vez que comprobó que no reuniría la mayoría suficiente para sancionar la legalización del aborto.
Presiones
En el debate no faltaron las denuncias de presiones, como la del entrerriano Pedro Guastavino, que señaló que recibió «gran cantidad de mensajes que en nombre de Dios» lo «descalificaban», o el caso de la rionegrina Silvina García Larraburu, quien afirmó que publicaron su número de teléfono en las redes sociales por haberse pronunciado en contra del proyecto. También quedaron en evidencia las tensiones en el seno del oficialismo, cuando la presidenta del Senado, Gabriela Michetti, se enojó con el jefe del interbloque Cambiemos, Luis Naidenoff, por cuestionar la administración del tiempo que hacía para cada discurso.
Hubo además un momento de emoción cuando la oficialista Gladys González, senadora por Buenos Aires, se quebró al fundamentar su voto a favor -por el que recibió presiones y amenazas, según advirtieron otros senadores- y expresar que su «sueño» era que sus hijas «puedan planificar» tener familia, como lo hizo ella cuando se convirtió en madre. «Sueño con que nunca mis hijas tengan que tomar esa decisión. Pero si tienen que hacerlo, quiero que lo hagan seguras, acompañadas, con el amor que necesitan para ese difícil momento. Sueño para las mujeres una vida sin violencia», expresó.
Una de las últimas oradoras fue la expresidenta Cristina Fernández, quien pidió «hacer un esfuerzo para poder darle una respuesta» a los argentinos que «reclaman derechos» y también pidió «al colectivo feminista que no se enoje con las religiones», como la Iglesia Católica. La senadora se manifestó segura de que dentro de unos años esta ley será sancionada. Además, reconoció que no fue su hija Florencia quien le hizo cambiar la actitud frente a la interrupción del embarazo. «Fueron las miles y miles de chicas y cómo abordaron la cuestión feminista», dijo.
Un debate que atraviesa a todos
Los cuatro meses que duró el debate en ambas cámaras dejó al descubierto que la legalización del aborto provoca fuertes divisiones al interior de casi todos los bloques políticos.
El sector más golpeado por esta nueva grieta fue el oficialismo, que atravesó el debate en medio de reproches cruzados entre sus legisladores y cuestionamientos a Macri por haber habilitado el debate de un tema por demás urticante.