Olla popular, música y cine. En la noche de este lunes se desarrollaron una serie de actividades en la carpa que ocupan tres mujeres en el ingreso a Casa de Gobierno, con sus hijos e hijas, en reclamo porque quedaron afuera de la adjudicación de casas sociales en General Pico.
El reclamo lo iniciaron en Pico, en septiembre, cuando salió el listado de preadjudicación de 400 casas sociales. Allí acamparon varios días, junto a otras mujeres. Luego, en un grupo más reducido, se trasladaron a metros del despacho del gobernador Carlos Verna, en Santa Rosa. Les prometieron soluciones y levantaron la protesta. Pero, dijeron, las autoridades incumplieron y hace una semana regresaron. Debajo del mástil de la bandera argentina levantaron, con lonas, una improvisada carpa. Allí pasan las horas, junto a sus hijos, y vecinos que se acercan a solidarizarse. Hoy militantes de organizaciones sociales y políticas organizaron una olla popular, en su apoyo.
Ana tiene 28 años. «Eramos cinco las que vinimos hace unos días. Pero dos, Oriana y Yanina, consiguieron casas. Las dos tienen nenas con discapacidad. A Oriana, con un amparo judicial, le dieron una de las 400 casas. Una casa adaptada. Y Yanina fue a la casa donde estaba Oriana. Una casa en comodato. Así, ahora, somos tres las que estamos reclamando», cuenta a Diario Textual.
Ana tiene tres nenes. «Tengo dos varones de 12 y 9 y una nena de 8. Yo estoy soltera y alquilando. Hago mandados y algo de repostería. Me la rebusco. Me anoté en el Ipav (Instituto Provincial Autárquico de Viviendas, el organismo que adjudica junto a las municipalidades las casas sociales) en el 2010, pero figuro con antigüedad desde el 2014, cuando se hizo un rempadronamiento y perdí los años anteriores. Yo necesito una respuesta. Tengo bronca y dolor. Dolor porque tenemos a nuestros hijos en esta lucha. A veces en la intemperie», dice. «Lo que digo a todas las mujeres es que luchen por sus derechos», dice.
En Pico, en la casa que alquila en el barrio El Molino, abrió hace casi un año un merendero. «Me ayudan los vecinos y les damos merienda a unos 40 o 50 chicos. Hay mucha necesidad», relata.
Lucía, de 26 años, dice estar cansada de promesas. «Nos han engañado«, dice. Tiene dos nenas de 9 y 5 años y un nene de 5. «Yo estaba anotada en el Ipav desde 2011 y no me dieron una casa. Se la dieron a gente que no la necesitaba».
Natalia, de 25, se siente abandonada por las autoridades. «Yo tengo un nene de 10 meses. Mañana cumple 10 meses. Y una nena de 5 años. Yo en Pico hacía rosquitas y otras masas y salía a vender casa por casa. Mi marido es carpintero y hace changas. Me apoya en la lucha. Pero se quedó sin trabajo cuando comencé a protestar en Pico», cuenta. «Lo único que queremos es una solución. Que nos escuchen», ruega.