Los chalecos amarillos protestan por octava semana consecutiva en París. El movimiento surgió espontáneamente en noviembre después de que el presidente francés Emmanuel Macron anunciara aumentos controversiales en los precios del combustible para alentar una transición hacia la energía verde. El Gobierno francés ahora ha suspendido el aumento de precios, pero las protestas siguen sin cesar.
La revuelta de los chalecos amarillos ha sobrevivido a la tregua navideña y amenaza con seguir haciendo la vida difícil al presidente francés, Emmanuel Macron, en este arranque del 2019.
El sector duro del movimiento reivindicativo mantiene sus acciones perturbadoras del tráfico y de sabotaje en los peajes de autopistas, mientras al Gobierno se le agota la paciencia y se muestra cada vez más dispuesto a tomar medidas expeditivas para sofocar la revuelta.
Los chalecos amarillos irreductibles, aquellos que no tienen bastante con las cesiones del Gobierno y que desconfían del diálogo nacional ofrecido por Macron, han convocado para hoy el “acto VIII” de la protesta, el octavo sábado consecutivo de movilizaciones desde el pasado 17 de noviembre. Aunque la afluencia ha ido muy a la baja, la llama reivindicativa está viva.