La fiscal Cecilia Martiní pidió en el mediodía de este miércoles la pena de perpetua a Walter Eleuterio Rojas Pedraza, uno de los dos acusados de asesinar a balazos al empleado municipal Diego Loza. En tanto, también solicitó que al otro acusado, Carlos Andrés Carrión, se lo declare autor del asesinato. Pero, dijo, por ser menor de 18 años al momento de producirse el hecho, la pena deberá ser impuesta en el marco de la Ley Penal de Minoridad.
Hoy se desarrollaron los alegatos del juicio. La querella compartió los argumentos y el pedido de pena de la fiscalía. En tanto, las defensas solicitaron la absolución por el beneficio de la duda o la aplicación de la pena mínima para Rojas Pedraza, y en el caso de Carrión -que era menor de edad al momento del hecho- directamente la absolución. El tribunal de audiencia leerá la sentencia en el mediodía del miércoles 22.
Martiní, frente a los jueces del Tribunal de Audiencia de Santa Rosa, dijo que este hecho se enmarca dentro del delito de «homicidio calificado por ensañamiento y alevosía, agravado por criminis causae». El «criminis causae» es el homicidio en conexión ideológica con otro delito. Se mata «para» o «por» otro delito. En este caso, para robarle a Loza.
El homicidio de este trabajador municipal ocurrió el sábado 23 de junio de 2018, entre las 21.05 y las 22.20, en el departamento que ocupaba en Emilio Zola y avenida Luro.
Los dos coimputados, dijo la fiscal en los alegatos, sorprendieron a Diego Loza ingresando al departamento. Previamente a maniatarlo, le efectuaron tres disparos. Uno de ellos, el mortal, fue en la boca. “Ambos imputados usaron el arma”, sostuvo.
Los imputados utilizaron el inmueble, luego de que la víctima había muerto. Durante la permanencia en la vivienda los denunciados ofrecieron un televisor, propiedad de la Loza, por Facebook para venderlo. También, los acusados se apropiaron de $9000 que extrajeron de la caja de ahorro de Diego Loza. “Lo mataron y torturaron para conseguir la clave”, aseguró la fiscal.
La fiscala dijo que quedó probado que ambos compraron empanadas y consumieron bebidas alcohólicas en el departamento. Esto quedó filmado con las cámaras del negocio. Ambos acusados estuvieron desde el momento del asesinato, el sábado a la noche, hasta el lunes a la noche, cuando llegó la Policía y lograron fugarse por los techos de las casas vecinas.
El arma, dijo Martiní, la aportó el joven Carrión. Dijo que ese mismo revolver estaba en la casa del padre de Carrión: lo pudo probar porque había una foto que le sacó una adolescente, novia de Rojas Pedraza, dos días antes del asesinato, en ese domicilio, donde se lo observa apuntando a un gato.
Dijo que la coartada de Carrión no es consistente. Sostuvo que en su celular no se encontró ninguna invitación para la fiesta en el departamento, como el resto de los chicos, porque -argumentó- él ya conocía el lugar.
En el momento del crimen, Carrión dijo que estuvo cenando en la casa de su madre. La fiscalía no le creyó. Ni a él ni a su madre.
También dijo que hay un testigo que dijo que Carrión a las 20.48 se tomó un micro de la Línea 3, pero transitando por la zona del departamento de Diego Loza, que queda a diez minutos caminando de la casa de la madre. “Tal vez no se quedó cenando con la mamá y fue para otro lado”, deslizó. “No estuvo con su mamá, estuvo aportando el arma con la que se cometió el hecho”, aseguró.
La fiscal, igual, dijo que se pudo comprobar que a las 22.49 horas Carrión se tomó un taxi y se fue a un cumpleaños de un amigo. Pero, aclaró, esa circunstancia no se sobrepone a la franja horaria en la que se cometió el asesinato.