Raúl Arzani, un jubilado y chacarero de 76 años de edad del pueblo de Rancul, dice que nunca hubiera pensado que un día le iban a poner candado a la que considera su chacra. “Le digo la verdad, nunca pensé que le iban a poner candado, que no me iban a dejar pasar y que me iban a sacar como chicharra de un ala de la chacrita”, comenta a Diario Textual desde el otro lado del teléfono.
Raúl es un pequeño chacarero de Rancul. Desde 1989 que tiene a su cuidado y administración unas 14 hectáreas a unos 4 kilómetros del pueblo. “Hace 30 años, el señor Juan José Gerry me entregó la chacra. Me dejó con papeles como encargado y administrador. Esa persona, oriunda de Morón (Buenos Aires), falleció y yo todos estos años acomodé la chacra. Hice perforaciones de agua, levanté una casa, acomodé los alambres. Hice mucho e invertí mucho”, cuenta.
«Son solo 14 hectáreas, pero me servían para aumentar un poco los ingresos de la jubilación mínima que cobro. Tenía algunos animales y además alquilaba un pedacito para que sembraran algunos vecinos. Ahora el lugar está un poco inundado, porque desde la municipalidad derivaron agua y solo están productivas la mitad de la chacra», dice.
Hace poco más de un mes, uno de los herederos de Gerli llegó al pueblo y reclamó la tierra. Incluso le puso candado a los dos ingresos: una tranquera y un tranquerón.
Arzani, entonces, hizo una denuncia penal. Pudo volver a ingresar, pero ayer le volvieron a poner candados. “Se metieron además con una casilla”, asegura.
Adentro quedaron algunos animales. “Ya hice la denuncia en la comisaría, pero me dicen que mucho no pueden hacer… Me dijeron que me tengo que acercar a la Fiscalía de Pico”, sostiene. “Yo quiero volver a tener la posesión del lugar”, cuenta.
¿Por qué nunca reclamó ante la Justicia la titularidad de la chacra con el derecho de la posesión veinteañal? “Mire, yo soy un hombre humilde y honesto. Nunca lo pensé porque yo no soy de traicionar a mi amigo y a sus herederos. El tema es que invertí mucho y dejo muchas cosas ahí adentro”, dice.