El presidente Mauricio Macri logró su objetivo con la denominada «Marcha del millón». Para cerrar su campaña electoral, consiguió la convocatoria multitudinaria que quería para darle un shock anímico a su electorado al grito de «Sí, se puede».
Con un escenario a los pies del Obelisco, cubrió la 9 de julio entre las avenidas Corrientes y Córdoba con una multitud compacta de banderas argentinas entre las que se intercalaban pañuelos amarillos y banderas impresas para la ocasión con el hashtag «Sí se puede». No faltaron los carteles amarillos y blancos con los reclamos del votante cambiemita: «El 27 de octubre convertite en héroe, no en complice».Entre el variopinto merchandising de pines, adhesivos para la ropa, banderas y pañuelos, dieron la nota unos inflables de una caricatura de la expresidenta Cristina Fernández con traje a rayas.
Tal vez signo de la más aguerrida de las consignas en las gargantas de los asistentes a la marcha del millón, Justicia» y «¡Que vaya presa!» fueron una vez más los cánticos que más fervor generaron y que interrumpieron el mensaje de un Mauricio Macri notoriamente más cómodo con el micrófono que cuando comenzó la gira.
«No nos vamos a quedar callados viendo como nos roban el futuro, ya lo vivimos muchas veces, con deditos, con atril, con canchereada, con soberbia, con esa forma de concebir el poder que muchos argentinos rechazamos. ¡Basta de eso!», lanzó Macri.
En Santa Rosa, con Berhongaray, macristas y radicales replicaron la Marcha del Millón