El vino artesanal Estilo 152 ya es una marca conocida en La Pampa, que cinco amigos comenzaron a elaborar, como hobby de fin de semana, en un garaje de General Acha. Ya tienen varios premios de concursos de vinos artesanales en diversos puntos del país y además, desde hace un mes, pusieron un viñedo de una hectárea.
Los amigos viven todos en Acha: Alejandro Bertuola (oriundo de Buenos Aires), Alberto Ponce (La Pampa), Gustavo Sappa (La Pampa), Raúl García (Mendoza) y Horacio Marín (Mendoza). “Somos cinco, con cinco estilos de vida diferentes, y conjugadas en un solo estilo de vino”, dice Horacio a Diario Textual.
“Empezó como un hobby y hoy nos lleva mucho más tiempo y mucho trabajo, aunque con gusto”, dice. Los cinco son elaboradores de las diferentes variedades de vinos, con uvas que han traído desde 25 de Mayo y Casa de Piedra.
Es una de las cuatro bodegas funcionando en la provincia. Las otras son Quietud (Santa Rosa), Lejanía (Gobernador Duval) y Bodega Del Desierto (25 de Mayo). Próximamente se espera que se instalen dos bodegas en Casa de Piedra.
En el último mes, además, iniciaron un viñedo propio: el 80 por ciento son plantas de uvas Malbec y el 20 por ciento restante de Bonarda.
El emprendimiento se encuentra al lado de la Planta Extractora de Miel de la cooperativa Cosega, sobre la ruta 152. “Es una hectárea que nos lo ofreció Cosega, en comodato”, contó Horacio.
“Es muy experimental. Según cuentan los colonos de antes, en Acha había viñedos y frutales. Pero hay que ver si, con la evolución del clima, se adaptan las que ahora pusimos nosotros», cuenta.
«La intención es replicar lo que ha sucedido últimamente en Casa de Piedra: empezaron con unas pocas hectáreas experimentales y ahora han venido grandes empresas a invertir (como Catena Zapata y Cassone)», dice. “El comodato es por 10 años. Nosotros queremos hacer un viñedo y formar y capacitar gente. Además, cerrar el círculo turístico: llevar a los visitantes de Acha a la bodega, mostrar cómo se hace el vino y también visitar un viñedo”, cuenta.
Hace unas dos décadas, además, la propia municipalidad tenía un viñedo. «Hubo un intento, pero lo abandonaron”, dice. “Hoy está todo seco”.
Las plantas las obtuvieron de las podas de viñedos en Casa de Piedra. “Cuando se poda, por ejemplo, se entierran pedacitos de sarmiento (NdeR: es el vástago o rama de la cepa de vid, de donde brotan las hojas, los zarcillos y los racimos). Es lo que, en definitiva, genera una planta. Eso lo hicimos el año pasado y necesitábamos plantarlas este año porque, si no, las perdíamos. Hablando con Cosega, nos ofreció el terreno”, dice.
Usan agua de perforación, que llegan al viñedo por cinta de goteo. En tres años esperan ya cosechar. “Y en cuatro años ya casi estarían en producción plena”, sostiene. “Veremos cómo se desarrollan y qué producen. Por ahora van bien. Las plantamos hace un mes y han brotado en un 90 por ciento”, dice. «Estamos con mucha expectativa. Creemos que va a funcionar. Tiene que funcionar», finaliza.