Por Sergio Romano
¡Cumbia, nena! Son las 18 horas y cuatro minutos de uno de estos domingos en cuarentena y encierro y desde el otro lado de la radio un cantante dice cumbia nena, suenan los timbales, y en decenas de casas de Quemú Quemú, Cané, Mirasol, Relmo, Maza, Pellegrini, Barón, Catriló y Lonquimay y alrededores todos cantan, bailan y se olvidan por un rato del coronavirus, de la sopa de murciélago y del aislamiento obligatorio.
Una voz de locutor pide desde los estudios de La Radio, en el 95.1 del dial de Quemú, que corran la mesa y las sillas, que agarren al abuelo de al lado y que se pongan a bailar. “Muy, pero muy buenas tardes. Estamos en el baile virtual”, anuncia este locutor sin papeles pero con voz y oficio de locutor y conductor. “Suena la cumbia, suena el pasodoble, suena el cuarteto, suena el rock, suena tooooodo”, anuncia.
La consola y animación está a cargo de Pato Ávalos, menos conocido como Miguel Oscar Avalos. “Me dicen Pato desde chiquito y no sé por qué. Nadie me conoce como Miguel Oscar. Nadie, ni yo me reconozco. Yo soy el Pato Ávalos”, cuenta a Diario Textual.
¿Cómo nació la idea del baile virtual? “De casualidad”, dice. “Yo hago La Mañana de la Radio, de lunes a viernes. Un viernes de hace tres semanas, cuando recién empezaba la cuarentena, estaba haciendo el programa y empecé a pasar música bolichera vieja. La gente empezó a engancharse y recordar las noches de Capricho Disco, donde también fui disc jockey. Pero como en todo pueblo, a mucha gente le gusta la cumbia y también empezó a pedirla. Puse cumbia y se creó un ambiente de un club donde hay un baile. Así el domingo siguiente hice el primer baile virtual, donde me metí en el personaje de DJ y de animador de un baile. Entre todos, en realidad, armamos el baile en el club”. Ese club es el Club Deportivo Argentino de Quemú Quemú. Como le gusta decir a los pobladores, “el Depo”.
No solo «el baile» se escucha en la FM de Quemú. También en Radio Top (96.3), de Villa Mirasol, y en FM Vida (94.9), de la localidad bonaerense de Villa Maza.
«Pasamos música de ahora y de hace años, muchos pero muchos años… Incluso de bandas de hace unos 30 años que animaban los bailes de la zona, como Sérpico, Sueño Eterno y Claudio Nadal y su Escalón Número 5. También pasamos pasodobles, Los Palmeras, Sebastián, Gary, Tinku y Banda XXI. En realidad, todo lo que se imaginen. El baile ha trascendido Quemú y la zona y hemos recibido saludos de bandas de toda la zona y de provincias vecinas. Incluso de actores, como Gustavo Garzón, y de funcionarios provinciales, como la secretaría de Cultura Adriana Maggio”, se entusiasma.
En el baile virtual por la FM, como en todo baile, se pierden chicos, se quedan sin cerveza y le dicen a una integrante de la comisión del club que salga a buscar más cajones de Quilmes, le reclaman a otro que prenda los ventiladores que hace mucho calor, la promoción 2020 de estudiantes del secundario se ofrece a limpiar el salón después de la celebración, se encuentra una llave de un Chevrolet Corsa, y el animador, finalmente, pide-solicita-ruega al dueño o la dueña de un Falcon gris, patente tal y cual, que por favor lo retire que está obstruyendo el garaje de la casa de la familia Fernández. “Tratamos de recrear, desde la radio, un baile. El domingo pasado, ja, la gente decía que había 4 mil personas en el club”, se ríe.
Hay, incluso, quejas. «Había reservado mesa al costado de la pista y me dieron cerca de los baños», le dice Lucas, un vecino del pueblo, al locutor. «No pudimos llegar al baile. Nos agarró el agua en el camino», avisan Fermín y Kiki.
Además, hay una cantina virtual. “Este domingo, creo, van a estar en los asadores Peluca Salamanqué y el Negro García. Ellos van a estar haciendo los choripanes. El Beto Puebla, no. Ya estuvo la semana pasada…”, dice Ávalos.
También hay sorteos. “La misma gente y firmas comerciales fueron sumando premios”, dice. En estos primeros bailes, por ejemplo, la Farmacia Fraile ha regalado dos perfumes, la Carnicería El Indio tres kilos de carne picada, la firma Aguirrezabala una tabla para picadas, la despensa La Amistad una picada, La Roca unas cervezas, la familia Margallo un kilo de milanesas y el tambo La Pampita 10 litros de leche.
“¿Quién soy? Tengo una hija, Abril, de 13 años, nací hace 41 años en América (Buenos Aires) y desde niño me vine a Quemú. Mi viejo trabajaba en un campo. Yo también trabajé un tiempo en el campo y, de a poco, me empecé a meter en la radio. Hacía un programa y un día, cuando iba viajando en un auto, me escuchó el dueño de un boliche y le gustó y me llevó de DJ. También fui arquero. Jugué en todos los equipos de la zona, en Barón, en Quemú, en Cané…”, dice. “Hoy estoy con la radio y también haciendo sonido en cumpleaños y otros eventos”.
«Lo del baile virtual es un entretenimiento en medio de la cuarentena y todos juegan a creer que, en realidad, se está en un baile», dice Ávalos.
Un peón rural, por lo pronto, el domingo 26 de abril creyó que era muy pero muy convincente el locutor, se puso sus mejores pilchas y enfiló hacia el pueblo. Sin embargo, fue detenido y estuvo en un calabozo tres horas por violar la cuarentena. Al salir de la comisaría, llamó desde su teléfono celular al patrón. “No lo va a creer, patrón. Me detuvieron por andar en la calle, cuando en el club hay como 4 mil personas bailando y chupando, y la Policía no hace nada”, le dijo.