La Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam) organizó unas jornadas para debatir si se debe abolir o regular la prostitución y, antes de empezar, ya generó polémica: una reconocida expositora, la académica española Rosa Cobo Bedia, pegó el portazo porque dijo que no se iba a sentar junto a personas que están acusadas del delito de trata de personas.
¿Qué diferencias hay, a grandes rasgos, entre ambas posturas? Las abolicionistas ven en la prostitución una forma más de violencia de género totalmente integrada con la trata de mujeres.
En tanto, regulacionistas y proderechos consideran que el trabajo sexual es equiparable a otras actividades laborales, siempre que se ejerza de forma voluntaria y con derechos garantizados. Las proderechos piden que se ponga freno a la estigmatización y se deje de victimizar, que se abra el debate dando voz protagonista a las mujeres que se prostituyen: sostienen que es un trabajo que en la actualidad se ejerce, se consume el servicio y las personas tienen derecho, si quieren ejercer ese trabajo con su cuerpo, a poder hacerlo de una forma digna, con acceso a la salud y a la jubilación.
Una de las expositoras invitadas por la facultad era Rosa Cobo Bedía, una teórica feminista española, escritora y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la Universidad de la Coruña. Finalmente decidió no participar: le apuntó a la presencia de Georgina Orellano, quien se presenta como trabajadora sexual feminista y es secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar). Según Orellano, su organización surge para defender los derechos humanos y laborales de las y los trabajadores sexuales, quienes denuncian constantes abusos por parte de la sociedad en general y las autoridades. Pero precisamente algunas integrantes de esta agrupación han sido acusadas -y condenadas, en ciertos casos- del delito de trata de personas.
La legislación de la Argentina es abolicionista. De hecho, adhiere a leyes y tratados internacionales que, así como están, penalizan cualquier forma de explotación de prostitución ajena. Sin embargo, hay un sector importante -incluso de abogadas feministas- que respaldan la posición de Ammar.
Por lo pronto, Cobo Bedia fijó posición y dijo que no participará de estas jornadas. «Con este escrito quiero desmarcarme de las jornadas ¿Abolir o regular? Debates y dilemas actuales en torno a la prostitución, organizadas por la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de la Pampa junto con la Sociedad Argentina de Sociología Jurídica. Hasta hace una hora no supe que las jornadas estaban formadas por dos mesas, en una de las cuales participaba la presidenta de AMMAR», escribió en las redes sociales ayer.
«Algunas de las integrantes de esta organización han sido juzgadas por trata en Mar de la Plata y Neuquén. Puedo participar de una forma excepcional en jornadas en las que hay mujeres que defienden desde la buena fe la regulación de la prostitución porque creen que es la mejor salida para defender los derechos de las mujeres que están en prostitución, pero nunca participaré en jornadas en las que haya personas que defienden de una forma explícita los intereses del lobby proxeneta. Ese es mi límite ético y político. Y tampoco creo que la universidad deba dar cobertura a organizaciones que defienden la vulneración de los derechos humanos de mujeres siempre vulnerables«, finalizó.