Un tambo de Rufino fue el escenario de la más descarnada y vil explotación del hombre por el hombre. Una delegación del Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores (Renatre) y de la delegación de Venado Tuerto de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre) llevó adelante un operativo de rescate de un trabajador rural víctima de trata de persona con fines de explotación laboral en un tambo de Rufino.
El peón se encuentra ahora aislado en un hotel de Venado Tuerto. El patrón no lo tenía registrado como peón rural, le descontaba dinero de su magro sueldo en el caso de que se perdiera algún animal y hasta le cobraban los gastos de energía eléctrica entre otros atropellos hacia la condición humana. Tampoco le pagaban lo prometido.
El hombre que hoy tiene 32 años comenzó a trabajar en ese tambo hace unos veinte años. Es decir que era un niño de 12 años.
Estaba sin registrar -es decir, en negro- y la vivienda que habitaba no poseía casi amueblamiento, ni los más mínimos elementos de higiene: no tenía cama (solo un catre), ni heladera, ni comida. Sólo dos sillas. Además, nunca fue enviado a la escuela.
Entre otras situaciones de extrema precariedad y abandono padecidas por el peón Oscar Gamboa, según publicó el portal Pueblo Regional, puede mencionarse que no le pagaban aquello a lo que se habían comprometido desde hace meses, le descontaban la luz que consumía, e incluso las vacas que se morían.
Cuando llegaron las autoridades y ante la falta de recursos, el hombre estaba comiendo fideos con leche.
Fernando Rossi, el empresario propietario del tambo, ensayó un descargo y aseguró que el peón rural que vivía en condiciones inhumanas era su “socio” y “no su empleado”.
Oscar reconoció que firmó ese contrato. “Sí, yo firmé eso que él dice, pero yo no sé leer ni escribir, apenas escribo algo. Yo firmé y eso es lo que me caga. Pero no sé bien qué era porque ya le digo, no sé leer”, lamentó. “A mí me tenían que pagar como decía ese contrato, pero yo no sé sacar cuentas y agarraba la plata que él me daba: no me alcanzaba para nada”, cuestionó Oscar.