Por Norberto G. Asquini
Zulema Izaguirre es hija de Néstor Izaguirre, uno de los diputados fallecidos en el accidente de tránsito el 9 de octubre de 1975. Ella tenía 16 años, vivía en General San Martín con su madre, Mary Juin, e iba a quinto año del colegio José Manuel de Estrada cuando pasaron los trágicos hechos.
Hacía 5 meses que había nacido su hermano menor, Franco. Su hermana mayor estudiaba en La Plata y su otro hermano en Bahía Blanca en esos momentos.
“Recuerdo el último beso que me dio papá el martes previo al viaje, que fue el viernes 9 de octubre. Yo estaba en mi cama y se acercó para darme un beso porque volvía a Santa Rosa”, indicó Zulema Izaguirre.
De su padre recuerda que trabajaba en la cooperativa de la localidad, era el que prendía la usina y en bicicleta salía a repartir las boletas. Estuvo en algunas comisiones locales como la del hospital y cuando fue diputado ella lo acompañaba en algunos de los viajes que hacía a localidades cercanas como Bernasconi y Abramo o al oeste. “No paraba de recorrer todo”, dijo.
El jueves 8 de octubre de 1975 llegó a hablar por teléfono con Néstor. Ese día el vicegobernador Rubén Marín le ofreció que fueran juntos, pero decidió quedarse y salir al otro día. “Me parece que mi padre no quería ir, tengo esa idea, le habían dicho que fuera. El estaba arreglando una casa, vieja, que recién había comprado en la calle Juan XXIII para cuando yo fuera a estudiar al año siguiente a Santa Rosa. Esa noche se quedó hasta tarde pintando. Cuando fui después del accidente estaba todavía la escalera, los pinceles y los zapatos con pintura”, recordó Zulema.
La entrevistada no descarta que el hecho hubiera sido algo más que un accidente vial, por comentarios posteriores de algunas personas. “El viernes me estaba preparando para el colegio cuando me enteré. Yo estaba sola. Serían las 9.30, mi mamá estaba en la habitación con mi hermano, y prendo la radio y en LU33 escucho sobre el accidente. Me quedé helada, porque primero no decían nada de cómo estaban. Después dijeron que había fallecido y lo habían trasladado a Santa Rosa. No sabía qué hacer, cómo hacía para decirle a mi vieja. No le había dicho nada cuando golpearon a la puerta el intendente y el comisario, y ahí me abrazaron para darme la noticia”, recordó.
“No tuvimos nunca más ninguna información, salvo algunos testimonios de gente que conoció a mi papá. Tuvimos que bancarnos muchas cosas solas. Mi mamá trabajando en la despensa que tenía, hasta que después tramitó la pensión que tenía mi papá como trabajador de Luz y Fuerza. Seguimos solas”, dijo Zulema Izaguirre.