Por María Luz Alonso (*)
Siempre recuerdo a Néstor. Hoy lo hago con esta foto que me acompaña en mi perfil hace muchos años.
Pocas veces conté la historia de dónde y cuándo sucedió.
Se inauguraba la Universidad de José C. Paz y habíamos ido con algunas compañeras al acto.
Estuvimos desde muy temprano en la mañana ahí y el acto comenzaba al mediodía: el calor empezaba a apretar y este recuerdo empieza también a empujar desde adentro de mi corazón.
Entonces comenzaron los movimientos, veíamos que llegaba CFK, y mientras le abrían el paso, enorme y junto a ella, él.
Él.
Néstor Carlos Kirchner.
Lo primero que se me vino a la cabeza fue que él hacía poco había salido de una operación, que había estado con nosotros en el acto de la juventud en el Luna Park y que estábamos próximos a viajar a Santa Cruz a un acto que iba a hacer en Río Gallegos.
Nunca me había animado a pedirle una foto, un poco por vergüenza, otro poco por timidez.
¡Pero ese día agarre coraje!
El escenario tenía dos escaleras, una al costado y otra adelante.
Terminaron los discursos y Cristina bajó por la escalera de adelante a saludar al pueblo.
Néstor bajó por la del costado.
Y lo vi ahí, parado, charlando con compañeros como uno más y me acerqué y le pregunté: «Néstor, ¿Me puedo sacar una foto con vos?»
El flaco, gigante y sonriente me miró cómplice, me sonrió y me dijo: «¡Vení pampeana para acá!».
Eran los primeros días de octubre de 2010.
Fue la única foto que me saqué con él y me acompaña siempre. Porque a Néstor lo llevo en lo más profundo de mi corazón.
(*) Exdiputada nacional. Actualmente secretaria administrativa del Senado de la Nación.