Victorio Américo Gualtieri es poco menos que mala palabra en La Pampa. Este personaje oscuro de la construcción, con vínculos aceitados con el poder político y que dejó inconclusa la “obra del siglo” del Acueducto del Río Colorado hace veinte años, ahora volvió a levantar el perfil público: el empresario duhaldista podría quedarse con la circunvalación del Belgrano Cargas en Santa Fe, pese a que cotizó 600 millones más que sus competidores.
Gualtieri tuvo su pico de fama durante los noventa, cuando por alguna fortuna misteriosa lograba quedarse con casi todas las obras que licitaba Eduardo Duhalde gracias a los fondos casi ilimitados del Fondo del Conurbano. Su cercanía a Duhalde era de tan intensidad que costaba distinguir a uno de otro.
En La Pampa, en tanto, se quedó con la llamada “obra del siglo”, durante el mandato de Rubén Marín.
Según publicó en las últimas horas La Política Online, el regreso del peronismo al poder está a punto de darle una gran noticia, gracias a sus contactos con viejos amigos de la política bonaerense, en este caso el presidente de la ADIF y exdiputado de la provincia, Ricardo Lissalde.
Lissalde -siempre según LPO- está a punto de adjudicarle la estratégica obra de la circunvalación ferroviaria de la ciudad de Santa Fe para el Belgrano Cargas, una obra largamente esperada que permitirá agilizar el transporte de granos y de paso, darle una solución de movilidad a la capital santafesina, partida por el cruce de esa vía férrea.
La obra promocionada por el exministro macrista Guillermo Dietrich nunca avanzó, pero ahora el gobierno logró empezar a destrabar los créditos de China a través de CMEC (China Machinery Engineering Corporation) y ya están los fondos para iniciarla.
Son 14 los grupos que se presentaron. Gualtieri lo hizo con la UTE que integró Merco Vial junto a Pietroboni y Sabavisa, también del empresario.
Con la derrota del menemismo pasó a un oportuno segundo plano y enfrentó numerosas causas y hasta condenas, pero nunca se retiro del negocio de la obra pública, en el que ahora se presenta con las firmas Merco Vial y Sabavisa.
El grupo que lidera Gualtieri pidió 3.350 millones de pesos para hacer la obra, cuando de la lectura del expediente se observa que otros competidores ofertaron hacer los mismos trabajos por 2.750 millones. Es decir que el Estado si avanza la adjudicación a Gualtieri podría perder unos 600 millones de pesos, más de un 20 por ciento del valor de la obra.
Gualtieri es aún recordado en La Pampa. Llegó para la obra del Acueducto Río Colorado, que traería agua desde el río hasta Santa Rosa y una decena de localidades.
El empresario ganó la licitación de esta obra que se le adjudicó en junio de 1998 por 136 millones de pesos –aunque luego, astutamente, la cifra se elevó porque propuso aumentar el tamaño del diámetro de las cañerías- y que comenzó rápidamente. Pero en el medio tuvo diferentes contratiempos e innumerables incumplimientos. Justamente se cumplió lo que advirtió, durante años, la oposición.
También Gualtieri era uno de los dueños del depósito de caños Prodinco, que instaló en General Pico para abastecer al acueducto.
El 15 de agosto de 1999, la ciudad entera se vio envuelta en una espesa nube negra y tóxica: Prodinco se había incendiado.
Unos 200 bomberos trabajaron durante 13 horas para sofocar el incendio: dos de ellos, Javier Omar Pérez y Manuel Alejandro Olguín, murieron al ser aplastados por los escombros.
Nadie había dejado registrado el tipo de material que había acopiado en la empresa y no se habían dispuesto las medidas de protección mínimas: los bomberos no sabían que en ese lugar había una bomba de tiempo. Se quemaron dos variedades de anhídrido, ftálico y maleico, que al contacto con el agua se transformaron en ácido.
La Justicia halló culpables a cinco adolescentes -dos de 14 años, uno de 15, otro de 16 y un último de 19 años-, como los autores materiales del trágico siniestro. Las responsabilidades políticas, en tanto, nunca se dilucidaron.
El 4 de diciembre de 2000, el gobernador Rubén Hugo Marín firmó el decreto para rescindir el contrato con el empresario. Se basó en los constantes incumplimientos que acumularon multas por 400.000 pesos.
Gualtieri presentó entonces un recurso de reconsideración afirmando que las sanciones estuvieron mal aplicadas. La obra, finalmente, fue entregada en 2001 a Sade-Skanka-Techint, la UTE que terminó los trabajos. No sin antes otros “chanchullos”: hubo tramos de los caños que se enterraron sin pruebas técnicas y se registraron denuncias por pagos de sobornos. Todo, finalmente, quedó en la nada.
En 2003, Gualtieri fue detenido por no presentarse ante el Juzgado Federal de Santa Rosa: lo acusaron por contrabando de explosivos. Como no se presentó en varios llamados a declarar, el entonces juez Pedro Zabala mandó a detenerlo.
La denuncia se efectuó a raíz de que la empresa Gualtieri, en momentos que construía el acueducto, había dejado en la zona de Cuchillo Co, unos 340 kilómetros al sudeste de Santa Rosa, un contenedor abandonado con “material peligroso” para la comunidad. Al investigar el hecho, la policía realizó un peritaje y constató que se trataba de material explosivo compuesto por detonadores y cartuchos de explosivos. Fue detenido cuando intentaba viajar desde Buenos Aires a Uruguay, trasladado a Santa Rosa y posteriormente liberado: pagó una fianza de 50 mil pesos y mostró facturas que había comprado el material en una empresa de Mendoza.