La Fundación Chadileuvú (Fuchad), histórica organización no gubernamental de defensa de los ríos pampeanos, insistió con que Mendoza pretende construir la represa Portezuelo del Viento para tratar de lograr, luego, el trasvase de aguas desde el río Grande al Atuel. “Siempre dijimos que su propósito principal era el trasvase de aguas del río Grande al Atuel”, sostuvieron desde la fundación en un documento.
La ONG resaltó que funcionarios mendocinos mantienen discursos diferentes en las reuniones de organismos de cuenca: en la Comisión Interjurisdiccional del Atuel Inferior (Ciai) ha habido dirigentes cuyanos que han expresado que el trasvase es la única manera de cumplir con el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que obliga a mantener un caudal permanente del Atuel en el oeste pampeano, mientras que en el Comité Interprovincial del Río Colorado (Coirco) lo han negado. “Eso se llama política de mala fe, o la política de acomodar el discurso según las circunstancias”, alertaron desde la Fuchad.
El Estado pampeano y organizaciones sociales se oponen fuertemente a un eventual trasvase, pese a que está contemplado en los acuerdos de hace unos 40 años. Entre otros motivos, porque provocará una baja sustancial del caudal del río Colorado -del que el Grande es su principal tributario-.
Este es el documento de la fundación:
El proyecto de construir la mega-represa Portezuelo del Viento sin el obligatorio estudio de impacto ambiental integral a toda la cuenca del Colorado hace agua por todos lados que se lo quiera mirar, aunque no se sepa si su lago alguna vez acumulará el agua suficiente.
Siempre dijimos que su propósito principal era el trasvase de aguas del río Grande al Atuel.
Nos basamos para afirmarlo en dichos de numerosos expertos hídricos, autoridades y políticos mendocinos.
En algunas reuniones de la CIAI (Comité de cuenca del Atuel inferior), una de las posibilidades que expresaron los delegados mendocinos fue que el trasvase permitiría cumplir la sentencia de la Corte Suprema de entregar 3.2 metros cúbicos en el ingreso del Atuel a La Pampa.
Por otra parte los representantes mendocinos en el COIRCO (Comité de cuenca del Colorado) expresaron lo contrario cuando aclararon que Mendoza renunció al trasvase por nota del 23 de marzo de 2011.
La evidente contradicción del actuar de Mendoza es notoria: en un lado dicen una cosa y en el otro la contraria.
Pero hace muy poco tiempo el actual gobernador Suarez expresó públicamente “Nosotros no vamos a renunciar a esa idea (el trasvase), pero debemos tener en cuenta cómo está la situación para definir una estrategia”.
Como vemos, el gobierno mendocino acomoda los argumentos a las circunstancias, lo que dice en la CIAI, lo niega en COIRCO, pero el gobernador -muy astutamente- asegura ante otro auditorio el verdadero objetivo.
Eso se llama política de mala fe, o la política de acomodar el discurso según las circunstancias. En pocas palabras, “podemos mentir tranquilos porque los representantes de las otras cuatro provincias y el representante del gobierno nacional que integran el COIRCO son ingenuos o tontos. Y al final seguiremos marchando en nuestro objetivo de trasvasar”.
El proyecto hoy lo justifican con la presunta generación de energía que posibilitaría el dique. Afirman que generará energía limpia y renovable para 130.000 hogares.
¿Pero eso es posible?
Puntualicemos algunas cuestiones a considerar:
1: El consumo energético de construir la represa, relocalizar la villa de Las Loicas e importantes tramos de asfalto del nuevo camino del paso Pehuenche no ha sido explicitado. Esto no es un tema menor. La relación energía invertida versus futura energía a generar no ha sido debidamente comunicada.
2: La crisis hídrica de los ríos cordilleranos debido al cambio climático es un factor de primera importancia. ¿Ha sido considerada? ¿Se podrá llenar el lago?, o sucederá como con otras represas del mundo que están “de adorno” porque no tienen suficiente agua para funcionar.
3: La capacidad de generar electricidad. Los estudios de la década de 1960 -antes de la crisis hídrica- estaba calculada en 90 Mw, mucho menos que los 210 Mw del actual proyecto. Pareciera que la magia de los números multiplica la capacidad.
4: Invertir 1.023 millones de dólares en una obra que carezca de suficiente agua para funcionar y que posiblemente nunca llegue a generar lo que imagina el proyecto, constituye al menos un desatino.
Se hace evidente que el argumento de la hidro-generación es solo un justificativo para ocultar el verdadero propósito de la construcción.
Si de generar energía limpia y renovable se tratara hay posibilidades mucho más baratas y amigables con el ambiente, y que no dependerán de los caprichos hídricos del cambio climático. Dos ejemplos posibles: el primero instalar un parque eólico de 55 aerogeneradores de 4 Mw asegurarían una generación mayor que el dique (220 Mw) con un costo muy inferior de unos 100 millones de dólares. Otro, instalar un parque de generación de energía fotovoltáica (solar) con un costo de algo más que el doble 220 millones de dólares. Estos emprendimientos tienen la enorme ventaja de un gran ahorro de tiempo para comenzar la generación; no deben pasar años para construir la represa y esperar el hipotético llenado del lago. Tampoco haría falta destruir un pequeño pueblo y la importante ruta recientemente habilitada que conduce al Paso Pehuenche.
El dinero que resta, una cifra cercana a los 800 o 900 millones de dólares serviría para solucionar el problema más grave de Mendoza: modernizar los sistemas de riego para incrementar la bajísima eficiencia actual del mismo.
Las obras faraónicas, como Portezuelo del Viento distraen al país de hacer las obras necesarias. Mendoza podría hacer un gran aporte actuando con racionalidad en estos tiempos de crisis.