Llegó el día más triste. Diego Armando Maradona, el que parecía inmortal y que se había recuperado de duras caídas, finalmente murió. Esta vez no hubo un milagro.
Diego escribió un capítulo de su larga historia futbolística en La Pampa: durante 12 días se instaló en un campo de la zona de El Tropezón.
En tierras pampeanas logró una resurrección futbolística que lo terminó depositando en el Mundial de Fútbol de Estados Unidos.
“Hijos de puta, ¿a dónde me trajeron?”, preguntó, asombrado, cuando llegó al campo El Marito, al oeste de Santa Rosa.
“De regreso a Villa Fiorito”, le contestó Fernando Signorini, el preparador físico.
Diego llegó a La Pampa el 10 de abril de 1994, en un vuelo de Austral. Lo fue a esperar una multitud al aeropuerto santarroseño. “Esta es mi gente”, dijo. Saludó y se subió a una Mercedes Benz rural color bordó, hasta El Marito.
Estuvo 12 días en la provincia, alejado de las drogas, entrenando en doble turno. Su zurda seguía intacta, pero debía bajar de peso y recuperar fuerza.
Debía luchar, además, contra el síndrome de abstinencia. Arrancaba trotando o caminando desde la madrugada en medio de los campos de maíz, el barro y la bosta. Su preparación incluía, también, viajes a Santa Rosa para practicar boxeo con Miguel Angel Campanini y natación en el Club All Boys. Incluso organizó picaditos de fútbol con periodistas pampeanos. También tuvo tiempo para pasar a visitar al entonces gobernador Rubén Marín.
Estaba acompañado por su familia. Don Diego, su padre, se especializaba en las comidas. En pollo y cordero a la parrilla, generalmente acompañados por verduras y frutas, sin gaseosas, con abundante agua y, por las noches, una copa de vino.
“Es cierto que las comodidades eran básicas, pero esa era nuestra idea. Diego era adicto a la televisión y en el campo había un televisor chiquito blanco y negro, con un solo canal, que se veía todo nevado. Cuando vio eso fue cuando me dijo ‘a dónde me trajiste’, y yo le contesté ‘a Fiorito’, porque fue como un viaje al pasado de Diego”, recordó el preparador físico.
¿Cómo llegó a El Marito? Por una invitación del dueño del campo, Angel Rosa. Había otras dos alternativas -todos alejadas de Buenos Aires-, pero Signorini prefirió La Pampa, con el fin de alejarlo de los medios de comunicación.
Diego conocía a Rosa. Había charlado con él y su familia en una playa del sur bonaerense, poco concurrida: el balneario Oriente, en el partido de Coronel Dorrego, en la provincia de Buenos Aires. Allí había ido el Diez a pescar. Rosa le dijo que si quería podía ir a descansar a El Marito. Y Maradona aceptó.