“El agresor entró a la zona de advertencia”. Ese mensaje, por teléfono celular, revolvió todos los miedos. Valeria Juárez (34 años), que este mes se convirtió en la primera mujer en el país en ocupar el puesto de trabajo de su agresor, volvió a sentir pánico.
Su expareja Héctor Mendoza (41 años) obtuvo la libertad condicional en las últimas horas. Y este domingo, a las 18.49 horas, el botón antipánico se activó y le advirtió que Mendoza rondaba cerca suyo. Como en otras oportunidades, cuando también había violado la perimetral y le llegó a poner un cuchillo en la garganta.
“Después de enterarme que le dieron la libertad solo a los 8 meses de su condena solicité que se le colocara la pulsera, y hoy volver a sentir esa sensación inexplicable que te hace estar atenta a cuatro ojos mirando para todos lados y aunque haya gente cerca te sentís inundada por el miedo...”, contó Valeria. “No hay justicia para nosotras, porque cuando logramos una condena para nuestro agresor luchando le siguen dando derechos como este de poder salir y manejarse con impunidad… Otra vez disfrutando la libertad, tranquilo porque no cumplió ni la mitad de su condena adentro y yo, así de nuevo, con miedo…”
“No me voy a rendir nunca, con miedo, con impotencia, con todo esto que siento ahora voy a luchar…”, dijo. “Jueces, fiscales y todos los que suelten a tipos violentos todos son responsables…”, finalizó.
Valeria se convirtió a mediados de noviembre en ser la primera mujer en obtener un empleo formal que tenía su agresor, quien era empleado municipal. Ahora la joven es quien ocupa ese lugar, gracias a un artículo que se le agregó a la Ley Micaela (de capacitación obligatoria en género y violencia de género para quienes prestan función pública) pensando en alguna forma de “reparación”. La norma ofrece la posibilidad a las sobrevivientes de violencia que convivían o dependían económicamente de sus agresores de ocupar el cargo vacante que dejaron ellos al ser exonerados.