La casa de una familia de puesteros de Puelén se incendió totalmente y ahora vecinos organizaron una colecta para ayudarlos. Dos de los ocupantes sufrieron lesiones leves.
El grave hecho se produjo esta mañana en el puesto de Omar Sosa. Es un conocido vecino de la zona, en el kilómetro 253 de la ruta nacional 151, a unos 50 kilómetros al norte de Puelén, informó Radio Génesis.
¿Cómo se originó el incendio? Un motociclista oriundo de la zona había parado en el puesto de la familia Sosa, quienes gentilmente se ofrecieron a ayudarlo con combustible. Cuando llevaban el bidón con nafta, al parecer cayó un poco al piso y se escurrió hasta debajo de un freezer. Allí se generó un chispazo que inició el fuego.
En pocos minutos las llamas comenzaron a extenderse por toda la vivienda, quemando todo a su paso: heladera, freezer, cocina, modular, camas, mesa, sillas y ropa.
Incluso dos perros, las mascotas de casa, perecieron al ser alcanzados por el fuego.
También se pudo saber que el fuego destruyó un suma de dinero que poseía la familia. Eran alrededor de 600 mil pesos.
Los dueños de casa, en la desesperación, intentaron apagar el incendio, pero resultó imposible. Tanto Omar como uno de sus hijos finalizaron con algunas quemaduras.
Se convocó a bomberos de Algarrobo del Águila y 25 de Mayo quienes arribaron al lugar pero la destrucción fue total.
El panorama que dejó el incendio fue desolador. Vecinos de Puelen y 25 de Mayo organizan una campaña solidaria para colaborar con la familia Sosa. El teléfono celular de Sosa es el 0299-4764042.
El incendio conmovió a sus conocidos. El poeta Ariel Vázquez le dedicó unas coplas:
Tiró el último baldazo
con las fuerzas que tenía,
y al ver que ya no podía
se dejó caer llorando,
es que se estaba quemando
un pedazo de su vida.
El mismo rancho que ayer
él levantó de a poquito,
se fue yendo despacito
en el fulgor de la hoguera,
él pensó en su compañera
y el hogar de sus hijitos.
Dió dos pasos entre el humo
vencido por el dolor,
una cunita, un colchón
ardían por un costado,
un cajoncito quemado
donde colgaba el farol.
Así siguió deambulando
entre las brasas calientes
y se encontró de repente
varios juguetes quemados,
cuántos recuerdos guardados
se perderán para siempre.
Un lagrimon se cayó
en ancas de su impotencia,
con su humildad y su inocencia
salió trotando al corral,
para volver a empezar
costumbres de su querencia.
Ojalá que los paisanos
entreguen sus corazones,
y reciba donaciones
por todo lo que ha luchado
ni una pilcha le ha quedado
para abrigar sus pichones.