La localidad de Quehué, situada a 70 kilómetros de la capital pampeana, se encuentra sin señal de Internet desde hace ya 10 días y la situación podría prolongarse unos 20 días más.
El 26 de febrero, los fuertes vientos provocaron la caída de árboles, el desprendimiento de chapas de los techos y la caída de la antena de la cooperativa Cosega, con la que se brindaba señal de internet a todo el pueblo.
La caída de la antena quedó registrada en un video que impresiona: la antena se mueve, se rompe y se cae como si fuera de papel.
Los vecinos están preocupados y desesperados. En contactos telefónicos con la Cosega, les informaron que han comprado una nueva antena y equipos, pero que demorarán 20 días en comenzar la instalación.
Los pobladores dependen del internet para comunicarse con sus familiares y seres queridos que residen en otras localidades: al ser Quehué un pueblo de menos de 700 habitantes, muchos universitarios se trasladan a la ciudad para cursar sus estudios, y los padres no tienen contacto con ellos en toda la semana.
Por supuesto, la situación también complica a los comerciantes. Por ejemplo, los dueños del Polirrubro Quehué están preocupados porque no pueden trabajar con normalidad: dependen del internet para recibir los catálogos de productos, las facturas de los proveedores, y lo que es más importante, para hacer sus propias facturas y así cumplir con las disposiciones de AFIP. Además, ellos atienden desde hace 16 años un Pronto Pago, que funciona con conexión a internet. Ni ellos ni ningún habitante del pueblo pueden pagar deudas de impuestos y tasas en el pueblo o hacer cargas virtuales a sus celulares. Lo mismo sucede con el Pampa Pagos que funciona en la localidad.
Los comerciantes temen que, a raíz de tantos días de desconexión, no les permitan seguir brindando estos servicios desde el Banco de La Pampa y desde Pronto Pago.
Otro problema que hay en la localidad es la mala señal de la empresa de celulares Claro. Desde hace mucho tiempo los vecinos saben que hacer una llamada telefónica es muy difícil. Siempre se corta la comunicación o se escucha con mucha dificultad, por eso los que tienen internet en sus hogares optaban por comunicarse con los demás, vía llamada de Whatssap. Ahora, con la mala señal de Claro y sin internet domiciliario, la comunicación es casi imposible.
Lo único bueno es que el Juzgado de Paz y el Consejo Municipal, que comparten edificio, tienen fibra óptica. Los vecinos agradecen la buena voluntad de la municipalidad de compartir la clave de acceso a esa señal de internet, porque así pueden ir hasta la vereda del edificio para contartarse y chequear los eventuales mensajes que su familia les haya podido enviar.
En un pueblo pequeño, donde nunca se vio que hubiera mucha gente en la calle, llama la atención ver cómo tantos vecinos se reúnen afuera del juzgado para contactarse con el mundo. Es que el internet ha dejado de ser un gusto, un lujo, para convertirse en un servicio público tan esencial como la luz o el agua. Además, los teléfonos celulares han desplazado a los teléfonos fijos: muchos vecinos de la localidad ya no tienen telefono en sus hogares.
Por eso los vecinos están pidiendo a las autoridades de la Cosega a que instale la antena con la mayor celeridad posible, a raíz de las dificultades y complicaciones que trae a sus vidas cotidianas la falta de internet.