El Concejo Deliberante de Santa Isabel destituyó a la intendenta Marta Paturlanne, en una maniobra que mostró dos efectos políticos: por un lado, la prescindencia del Gobierno provincial, no afecto a intervenir políticamente en la autonomía municipal; y por el otro, un antecedente que preocupa de una interna local que afecta la gobernabilidad.
El gobernador Sergio Ziliotto decidió “no meterse” en la autonomía municipal en el conflicto de Santa Isabel. No meterse hubiera significado “intervenir” políticamente en la decisión de los concejales o de la Justicia. “Apretar” o “rosquear” en términos de la vieja política.
“Las instituciones están funcionando”, afirmó Ziliotto en su momento sobre el tema, garantizando la preservación de la autonomía municipal. Ante la autonomía con que cuentan los municipios, el gobierno solo puede llegar a la intervención de una comuna bajo determinadas y extremas circunstancias, que no estaban dadas. A diferencia de otras etapas del peronismo, como ocurría en los años noventa, cuando las municipalidades y comunas estaban más “controladas” políticamente por el Poder Ejecutivo, ahora la prescindencia política en cuestiones institucionales parece marcar otra relación entre Provincia y municipios limitando las injerencias.
En ese sentido, la vigencia de las instituciones marca que la discusión sobre la legalidad de la decisión adoptada por el Concejo Deliberante, votada por los dos tercios del cuerpo, debe continuar en el ámbito natural: la Justicia, el Poder que debe determinar si hubo irregularidades en el proceso y si está correctamente destituida o no Paturlanne.
Esa prescindencia gubernamental, esa no intervención, fue interpretada por algunos como política. Sobre todo porque el vernismo, con el ex mandatario José Luis Rodríguez como candidato, había perdido la interna del Frejupa en 2019 en manos de Paturlanne. Pero el problema político es al interior de la lista ganadora, encabezada por el marinismo, y los desacuerdos entre la intendenta y su vice, Guillermo Farana, ambos aliados en su momento para derrotar al vernismo.
Igualmente, si bien el desenlace político que tuvo la disputa entre la intendenta y su vice no solo es partidario y local, del peronismo santaisabelino, el antecedente de la destitución no resulta cómodo de repetirse como forma de resolución de conflictos. Hay otros concejos deliberantes en los que el intendente está en minoría y la solución institucional no pasa por la destitución de los representantes elegidos democráticamente.
Políticamente para el peronismo hay dos cuestiones accesorias que surgen del caso Santa Isabel y de la interna pueblerina que deben ser tomadas en cuenta para que no se repitan estas situaciones extremas, de acuerdo al análisis que se hace desde la dirigencia del PJ. Del lado de Paturlanne, las irregularidades y desmanejos por los que fue acusada y la falta de diálogo; y por el lado del vice, de su alianza con la oposición para derribar a la jefa comunal.