Andrés Manuel López Obrador ha logrado una holgada victoria a la Presidencia de México, dando un histórico giro a la izquierda con más del 50% de los votos -según los primeros datos del órgano electoral- lo que llevó a sus oponentes a admitir su derrota incluso antes de los resultados oficiales.
La izquierda llega así poder en la segunda economía latinoamericana por primera vez en su historia reciente. «Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner por encima de los intereses personales, por legítimos que sean, el interés superior», apuntó López Obrador, el candidato antisistema en un mensaje, tras declararse ganador de la contienda.
«No voy a decepcionar ni a traicionar al pueblo», agregó el futuro presidente, que asumirá el cargo el 1 de diciembre, en un mensaje desde el Hotel Hilton del Centro Histórico de Ciudad de México, en el que aseguró que erradicará la corrupción y ayudará a todos, pero especialmente a los más pobres.
El primero de sus rivales en claudicar ha sido el oficialista José Antonio Meade, quien ha asegurado: «No somos los triunfadores de este proceso». De hecho, el descalabro del histórico PRI podría ser mayúsculo ya que, no sólo perderían su mayoría en Congreso y Senado, si no que también el resto de puestos que hay en disputa en estas elecciones.
El único escenario que les favorece es la pelea por el gobierno del Estado de Yucatán. El presidente del partido, René Juárez Cisneros, también ha comparecido ante los medio. «A partir de este lunes emprenderemos una profunda reflexión. México nos necesita a todos, unidos, para avanzar», dijo.
Unos minutos más tarde, Ricardo Anaya, candidato de Por México al Frente, también ha salido a reconocer su derrota
En la Ciudad de México, los simpatizantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ya comenzaron a festejar un triunfo histórico que sitúa por primera vez en la historia del país, a una formación de izquierdas al frente del Gobierno.