El grupo disidente de las FARC, uno de los frentes guerrilleros que rechazó el acuerdo de paz en Colombia y mantiene la lucha armada, anunció este martes en un comunicado que uno de sus líderes, el histórico dirigente Jesús Santrich, murió en un ataque el lunes en territorio venezolano y acusó del hecho a «comandos del Ejército colombiano».
“Informamos a Colombia y al mundo con dolor en el corazón, la triste noticia de la muerte del comandante Jesús Santrich, integrante de la Dirección de las FARC-EP, Segunda Marquetalia, en una emboscada ejecutada por comandos del ejército de Colombia el 17 de mayo”, aseguró el grupo guerrillero en el texto publicado en su página web y citado por medios de la región e internacionales como la BBC y la agencia de noticias DPA.
El texto –titulado «Comandante Jesús Santrich, la lucha sigue»- agregó que el ataque “sucedió en la Serranía del Perijá, zona binacional fronteriza, entre El Chalet y la vereda Los Laureles, dentro de territorio venezolano”.
El vehículo en el que viajaba el líder guerrillero fue atacado «con fuego de fusilería y explosiones de granadas», según relató el grupo armado, y una vez muerto Santrich, «los asesinos le cercenaron el dedo meñique de su mano izquierda». Después, «los comandos fueron extraídos en un helicóptero de color amarillo rumbo a Colombia».
Horas antes, diarios colombianos se habían hecho eco de la muerte del histórico líder guerrillero pero, citando como fuente a informes del Ejército, sostenían que Santrich había fallecido en un enfrentamiento con otros grupos guerrilleros salidos de las FARC que buscaban presuntamente capturarlo para cobrar la recompensa que se ofrecía por él.
En lo único que coincide esta versión con la del propio grupo guerrillero de Santrich es que el asesinato fue en suelo venezolano.
Venezuela no se pronunció sobre el hecho hasta el momento. Pero, si como dice la guerrilla, el ataque fue obra del Ejército de Colombia y en territorio venezolano se abrirá otra crisis bilateral, entre dos países de por sí con pésimas relaciones.
Colombia ya atravesó una situación similar cuando en marzo de 2008 sus soldados mataron al entonces número dos de las FARC, Raúl Reyes, en un paraje de Ecuador, lo que generó una severa crisis diplomática bilateral, que hizo temer un conflicto armado en la región.
La primera información sobre la muerte de Santrich había sido publicada por la revista colombiana Semana y después el ministro de Defensa, Diego Molano, confirmó que existía esa versión, pero sin confirmarla.
«Información de inteligencia señala que en presuntos enfrentamientos ocurridos ayer en Venezuela habría muerto alias Santrich y otros delincuentes. Información en verificación. De confirmarse este hecho, se comprueba que en Venezuela se refugian narcocriminales», expresó el funcionario colombiano en su Twitter.
Aunque durante la tarde varios diarios colombianos dieron detalles de la operación, especulaban sobre los autores e hicieron racontos de la vida de Santrich, la única confirmación provino de su propio grupo guerrillero.
Santrich, alias de Seuxis Pausias Hernández Solarte, fue uno de los firmantes de los acuerdos de paz de La Habana, a fines de 2016, que derivó en la desmovilización y el paso a la actividad política legal de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aunque luego volvió a la clandestinidad para retomar las armas, junto con un grupo liderado por otro que también rubricó la paz, Iván Márquez.
Esta misma semana, la Corte Suprema de Justicia de Colombia había dado su visto bueno a la extradición de Santrich solicitada por el Gobierno de Estados Unidos, con el fin de que responda por delitos de narcotráfico ante una corte del Distrito Sur de Nueva York.
Había sido esa causa la que puso en duda su lugar de congresista para el que había sido elegido por el reconvertido partido FARC, ahora Comunes, en una banca que apenas llegó a ocupar.
La muerte de Santrich además se da en un contexto en el que los acuerdos de paz aparecen debilitados por lo que el partido Comunes, las exFARC, considera falta de voluntad de parte del Gobierno, sobre todo para garantizar la protección de los exinsurgentes.
Desde la firma del acuerdo, se estima que unos 300 combatientes desmovilizados fueron asesinados por autores que nunca son localizados. El Gobierno suele atribuir esas muertes a conflictos internos en la exguerrilla.
Desde las exFARC y organizaciones defensoras de los derechos humanos, en cambio, se responsabiliza a grupos paramilitares o desprendimientos amparados por algunos niveles del Gobierno y entidades patronales.
El cumplimento de los acuerdos, que puso fin a buena parte de un conflicto de décadas, es también una de las demandas del Comité Nacional del Paro, que mantiene movilizado a Colombia desde el 28 de abril, con protestas en las principales ciudades.
De hecho, el comunicado del grupo de Santrich insta “al pueblo colombiano, en homenaje a Santrich, no aflojar en su justa lucha y a lanzarse con todas sus fuerzas a derrotar a este maldito régimen que nos está exprimiendo hasta el alma».
El gobernante Centro Democrático, encabezado por el expresidente Álvaro Uribe, siempre se opuso a pactar con las FARC.
Además, las de por sí ásperas relaciones colombo-venezolanas se habían deteriorado aún más por enfrentamientos que se daban en el departamento venezolano de Apure, donde aparentemente se instalaron algunos grupos de la guerrilla.
En marzo, Caracas puso en marcha un operativo que denominó Escudo Bolivariano 2021 contra grupos irregulares colombianos, a los que consideró «organizaciones terroristas dedicadas al secuestro y la extorsión», según el ministro de Defensa, Vladimir Padrino.
Y la semana pasada Caracas informó que esos grupos armados del país vecino habían secuestrado a ocho de sus militares y que buscaba su liberación a través de gestiones de la Cruz Roja.