María Eugenia Vidal esbozó un curioso abordaje clasista para objetar el consumo de marihuana en los sectores más humildes de la sociedad. «Una cosa es fumarse un porro en Palermo y otra en una villa rodeado de narcos», afirmó.
La primera candidata a diputada de Cambiemos afirmó que hay «dos realidades distintas» en el consumo. «Una cosa es fumarte un porro en Palermo un sábado a la noche, relajado con amigos o en pareja. Y otra cosa es vivir en la 21-24, en Zavaleta o en la 1-11-14, rodeado de narcos, y que te ofrezcan un porro», dijo al sitio Filo.news.
Según la visión de la ex gobernadora, «para esos pibes (los chicos de las villas) la marihuana no es un consumo ocasional, de recreo y plenamente elegido, es parte del inicio de un camino mucho más jodido y más duro, donde tienen muchas menos oportunidades de elegir». Una definición -publicó La Política Online- que acaso ignora que si hay algo que caracteriza a las adicciones es su trasversalidad social y económica.
La declaración de Vidal es acaso una más de una serie de frases livianas que vienen monopolizando la campaña, en una orfandad notable de propuestas y debates de fondo. Basta ver la vía pública de los principales candidatos para darse cuenta que dicen poco más que el nombre del postulante o alguna característica física.
Días atrás, la ex gobernadora había salido a cuestionar la frase de Victoria Tolosa Paz. «Nosotros vinimos para hacer posible la felicidad de un pueblo y la grandeza de una Patria, y no hay felicidad de un pueblo sin garchar», había afirmado la candidata del peronismo. «¿De verdad creen que los jóvenes los van a votar por eso?», le respondió Vidal.