El parque nacional Virunga, en la República Democrática del Congo, anunció que Ndakasi, una de los dos gorilas que en 2019 posaron erguidos sobre sus patas traseras para un selfi, ha muerto a los 14 años en los brazos del guardabosques que la rescató cuando era una bebé.
«La noche del 26 de septiembre, tras una enfermedad prolongada en la que su estado se deterioró rápidamente, Ndakasi exhaló su último aliento en los amorosos brazos de su cuidador y amigo de toda la vida, Andre Bauma«, detalló el parque.
Ndakasi tenía solo dos meses de edad cuando los guardabosques de Virunga la encontraron aferrada al cadáver de su madre, que había sido abatida a tiros por milicianos armados horas antes. Uno de los guardabosques, Andre Bauma, pasó toda la noche en un centro de rescate apretando a la bebé gorila contra su pecho para darle calor y comodidad.
Ndakasi sobrevivió y «pasó a vivir una vida pacífica junto a sus cuidadores y otros gorilas de montaña huérfanos» durante más de 11 años en el Centro Senkwekwe del parque nacional Virunga.
«Fue un privilegio apoyar y cuidar a una criatura tan amorosa, especialmente sabiendo el trauma que sufrió Ndakasi a una edad muy temprana», declaró Bauma. «Fue la naturaleza dulce y la inteligencia de Ndakasi lo que me ayudó a comprender la conexión entre los humanos y los grandes simios y por qué deberíamos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para protegerlos», agregó.
Según el parque, la vida de Ndakasi está bien documentada y su «personalidad conmovedora» apareció en varios programas y películas, incluido el documental ‘Virunga’, donde se la puede ver riendo a carcajadas mientras un cuidador le hace cosquillas.
Los gorilas de montaña son una especie en peligro de extinción y hace poco más de una década solo quedaban 720 individuos. Sin embargo, gracias a los esfuerzos de conservación realizados por instituciones como el parque Virunga, la población de estos primates ha aumentado en un 47 % durante los últimos años hasta alcanzar un estimado de 1.063 ejemplares en 2021.