Las dos acusadas de matar a Lucio Dupuy pueden seguir en contacto y comunicándose dentro de la Penitenciaría de San Luis. El juez Néstor Ralli, en una audiencia de reexamen de las medidas de coerción, rechazó este lunes al mediodía el pedido de la querella para que no se puedan comunicar entre ellas, dentro de un pabellón.
Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez, las dos acusadas del infanticidio, están en celdas individuales y separadas, pero con contacto durante el día cuando abren las puertas y pueden reunirse en un área común.
El abogado querellante Mario Aguerrido pretendía que el juez revisara las condiciones de detención de las imputadas del crimen para que no tengan comunicación entre ellas. La intención, pudo saber Diario Textual, es que no acordaran una estrategia común ante la gravísima acusación. Sin embargo, Ralli rechazó ese pedido. Entre otros motivos, por las condiciones edilicias de la penitenciaría puntana.
El pabellón donde se encuentran tiene tres celdas, individuales. Dos de las celdas están ocupadas por Magdalena y Abigail y la restante por otra acusada de matar a su propio hijo. Durante la noche, cada una ocupa una habitación. De día, los penitenciarios abren las celdas individuales y tienen contacto en el pabellón.
No tienen acceso a teléfonos celulares, pero pueden comunicarse con teléfonos fijos con sus defensores y sus familiares.
Magdalena Espósito Valenti está acusada del delito de homicidio calificado por el vínculo -que prevé una pena de perpetua-, en tanto que Páez está apuntada por homicidio simple -de 8 a 25 años-.
Los fiscales y la querella de la familia Dupuy, con los nuevos informes de autopsia y otras pericias, pedirán agravar las calificaciones. De todas maneras, esa solicitud no se hizo este lunes. Es que aún aguardan pericias. Entre ellas, la apertura de una cámara de seguridad de una casa ubicada en cercanías del departamento de la calle Allan Kardec al 2300, donde presuntamente ocurrió la golpiza fatal del nene.
Esa cámara es clave: entre otros puntos, establecerá en qué horarios y quiénes ingresaron y salieron del departamento el viernes 26 de noviembre a la tarde y la noche, cuando fue asesinado Lucio.
Ya hay, de todas maneras, una certeza en los investigadores: Magdalena, la madre de Lucio, ingresó minutos antes de las 20 horas al Hotel Mercure para trabajar de moza y se retiró a las 22 horas, cuando la fue a buscar su novia. En ese momento, Abigail le avisó que el niño ya estaba hospitalizado.
La duda es si Magdalena participó o no de la golpiza mortal. Si ese ataque fue antes de las 19.30 horas, queda directamente involucrada.
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Lucio, de 5 años de edad, murió el viernes 26 de noviembre por la noche, luego de ser brutalmente golpeado. Vivía en una casa de la calle Allan Kardec al 2300, de Santa Rosa, junto a su madre y a la novia de su mamá.
El niño fue llevado por Abigail el viernes 26 por la noche, convulsionando, a la posta sanitaria del barrio Atuel. Posteriormente el niño fue trasladado por una vecina, en su auto, al Hospital Evita, ya sin signos vitales, donde se constató su fallecimiento.
Según se pudo determinar en la autopsia, Lucio murió por “múltiples golpes” y, además, se comprobó que tenía -de vieja data- mordeduras y quemaduras de cigarrillo.
De acuerdo a lo que revelaron fuentes médicas, Lucio ingresó en su corta vida en reiteradas oportunidades a Enfermería del Hospital Evita: había sufrido una fractura en una mano y la quebradura de un dedo.