La pandemia de coronavirus redujo 4,4 años de la expectativa de vida en Brasil, que es el segundo país en muertes y el tercero en contagios en el mundo, de acuerdo con estudios de especialistas en demografía en base a datos oficiales divulgado este lunes.
En 2019, antes de la pandemia, una persona nacida en Brasil tenía un promedio de expectativa de vida de hasta 76,6 años, mientras que hoy, después de más de 644.000 muertos, esa cifra se redujo a 72,2 años, de acuerdo con un trabajo de Ana Camaran, coordinadora de investigaciones demográficas del gubernamental Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (IPEA).
El estudio también arroja interrogantes sobre el vínculo entre demografía y economía, ya que habrá menos aportes al sistema jubilatorio: la pandemia anticipó en una década la desaceleración esperada para el crecimiento de la mano de obra.
«El primer impacto de la pandemia es el aumento de la mortalidad y como consecuencia la fuerte reducción de la expectativa de vida. Se ha perdido 4,4 años de expectativa en 22 meses. Eso significa una pérdida de vida de cuatro meses por cada mes vivido», dijo la investigadora al diario económico Valor.
Los datos utilizados son los oficiales del Portal de la Transparencia del Estado, en base a los nacimientos y fallecimientos.
Camarano, coordinadora de Estudios de Investigaciones de Igualdad de Género, Raza y Geneaciones del gubernamental IPEA, explicó que la mortalidad, con la pandemia, se convirtió en una importante variable del envejecimiento poblacional, teniendo en cuenta que los nacimientos ya venían disminuyendo.
«Estaba prevista la reducción de la población a mediados de la década de 2030, pero con la pandemia esto debe ocurrir en esta década. Comienza reducción de la población en general y de la población económicamente activa», dice el estudio.
La población económicamente activa debe aumentar de los 136 millones de habitantes en 2020 a 142,7 millones en 2025, con el inicio de la curva descendente de 139,8 millones en 2030 y 133,1 millones en 2035.
«Anticipamos en cerca de diez años la desaceleración del crecimiento de mano de obra. La tendencia será que haya más padres y menos hijos y eso deberá ser tenido en cuenta para la cuenta del sistema jubilatorio», expresó.