En las primeras horas del ataque del Ejército ruso a diferentes regiones ucranianas, en su mayoría infraestructuras militares, aeropuertos y aeródromos, los bombardeos y disparos de artillería dejaron imágenes de desolación y cadáveres calcinados en las calles del este de Ucrania.
Esta mañana una mujer se detuvo ante el cadáver de un hombre y gritó: «¡Que país de mierda!», un sonido arenoso y gutural que rebota entre los escombros de lo que horas antes había sido un barrio residencial de la ciudad de Chuguev, a 30 kilómetros al este de Jarkov, la segunda urbe de Ucrania, uno de los primeros objetivos de la invasión militar lanzada por Rusia.
Cerca del cadáver está postrado su hijo de unos 30 años. «Le había dicho que nos fuésemos», se repite a sí mismo entre llantos en referencia al hombre muerto, describe un reporte de la agencia de noticias francesa AFP.
Sus únicos testigos son los restos calcinados de un viejo vehículo marca Lada y los resabios del aullido de la mujer que se pierden entre polvo y el olor a quemado.
En Chuguev los bombardeos rusos resonaron durante parte de la noche.
El misil dejó un cráter de cuatro a cinco metros de diámetro entre lo que minutos antes eran dos edificios de cinco pisos y hoy quedaron reducidos a esqueletos de material y llamas que los bomberos intentan de extinguir.
Cuatro edificios quedaron completamente destruidos. Sobre ellos se levantaba una espesa columna de humo negro.
Numerosos edificios más alejados ostentan el estallido de sus vidrios en las ventanas, cuyos marcos se descuelgan hacia el vacío, como si fuera el último arrebato de escapar del impacto.
La Policía no difundió un balance de daños pero, por la mañana, parecían considerables.
Serguei, de 67 años, quien sufrió algunas contusiones durante los bombardeos, intenta tapar las ventanas de la planta baja de su departamento con una mesa.
«Me quedaré aquí. Mi hija está en Kiev y allí es parecido», aseguró a la AFP sobre a las explosiones registradas durante la mañana en las principales ciudades del país, incluida la capital.
Según él, el misil estaba dirigido al aeropuerto militar próximo.
«Formaba parte de los objetivos que Putin había citado, ni siquiera me sorprendió», continúa.
El Ejército ruso afirmó hoy haber destruido los sistemas de defensa antiaérea y haber dejado «fuera de servicio» las bases aéreas ucranianas. También indicó que «la población civil no tiene nada que temer», si bien Kiev informó una decena de civiles muertos.
La guardia fronteriza ucraniana anunció incursiones terrestres rusas desde varios puntos, también desde el este, en la región separatista de Lugansk.
La población local, curtida por ocho años de conflicto armado con rebeldes prorrusos, tiene claro qué debe hacer.
«Si continúan bombardeándonos, voy a encontrar armas y a defender mi patria, poco importa si tengo 62 años», aseguró Vladimir Levashov, habitante de Chuguev.
De su lado, el Ejército ucraniano es omnipresente en las principales rutas del este.
«La ofensiva está en marcha sobre toda la línea de demarcación en las regiones de Lugansk y Donetsk», declaró Alexéi Babchenko, vocero de la defensa civil. «Los combates se desarrollan por todos lados», añadió.
A 300 kilómetros de allí, en Mariupol, potentes explosiones sacudieron la principal ciudad portuaria en el este del país, relativamente a salvo de las hostilidades de las últimas semanas.
En esa zona, cercana a la línea del frente, empiezan las evacuaciones de población civil en pueblos como Zoloty y Gorsky.
Más lejos, en el Municipio de Novotoshkovka, la evacuación ya no es posible. Horas después del inicio del ataque, los disparos de artillería rusos son demasiado intensos y las comunicaciones complicadas, consignó la AFP.