El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció hoy un embargo sobre la importación de petróleo, gas natural y carbón rusos, en respuesta a la invasión de Ucrania por parte de Moscú y pese al rechazo de los aliados europeos de su país.
«Hoy anuncio que Estados Unidos apuntará a la principal arteria de la economía de Rusia. Vamos a prohibir todas las importaciones de petróleo, gas y energía rusas», dijo Biden en la Casa Blanca.
«Eso significa que el petróleo ruso ya no será aceptado en puertos estadounidenses y que el pueblo estadounidense dará otro poderoso golpe a la maquinaria de guerra de Putin», agregó Biden, en referencia al presidente ruso, Vladimir Putin.
El anuncio de Biden llegó luego de insistentes pedidos del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, de aplicar sanciones al sector de los hidrocarburos rusos, de donde provienen la mayor parte de las divisas de Rusia.
Estados Unidos y sus aliados han impuesto duras sanciones económicas a Rusia, sobre todo financieras, pero un embargo petrolero y de gas es fuertemente resistido por Europa, que depende de los hidrocarburos rusos en mucha mayor medida que la economía estadounidense.
Francia y Alemania, las principales economías de la Unión Europea (UE), han urgido a Estados Unidos a coordinar cualquier posible embargo sobre el gas y el petróleo rusos.
Rusia posee las mayores reservas probadas de gas natural y es uno de los tres productores y exportadores de petróleo más importantes del mundo.
Los precios del gas han estado aumentando durante semanas debido al conflicto en torno a Ucrania y Rusia y, más recientemente, debido a potenciales sanciones contar el sector energético ruso.
Muchas compañías de hidrocarburos occidentales, entre ellas ExxonMobil y BP, ya han empezado a cortar sus vínculos con Rusia y a limitar las importaciones.
Shell, que esta semana fue criticado por haber comprado un gran cargamento de petróleo a Rusia, anunció hoy que dejará de adquirir crudo y gas rusos y que cerrará sus estaciones de servicio en Rusia.
A diferencia de la UE, Estados Unidos tiene capacidad para producir su propio gas y petróleo gracias a la fracturación hidráulica y otras formas de extracción, aunque sigue importando energía de otros países porque su consumo doméstico es mucho mayor que la producción interna.
La situación europea es muy diferente. Según Francia, que ejerce la presidencia pro témpore del Consejo de la UE, Europa importa el 40% de su gas de Rusia.
De acuerdo a datos de Eurostat, la oficina de estadísticas de la UE, el 27% del petróleo que consume el bloque proviene de Rusia.
Antes de la invasión de Ucrania, Rusia obtenía la tercera parte de sus ingresos de la venta de petróleo y gas. Con el aumento de sus precios por la guerra, estas exportaciones de Rusia se han vuelto aún más lucrativas.
El aumento del precio del gas ha potenciado la inflación en Estados Unidos, que está en su máximo nivel en 40 años y es una de los mayores problemas que enfrenta Biden.
Como el petróleo ruso representa una pequeña cantidad de sus importaciones totales de energía, Estados Unidos podría reemplazar el crudo ruso con importaciones de otras naciones ricas en petróleo, pero eso podría resultar políticamente problemático.
En este contexto, Estados Unidos mantuvo conversaciones el fin de semana con Venezuela, que tiene a Moscú como un aliado clave.
Los Gobiernos de ambos países confirmaron ayer estas conversaciones, que abordaron el tema de la energía, entre otros, pese a no contar con relaciones diplomáticas desde 2019.
Entonces, en respuesta a la represión de la oposición en Venezuela, Washington impuso un embargo que impide al país sudamericano negociar su crudo en el mercado estadounidense. Senadores demócratas han pedido a Biden que no importe petróleo de Venezuela.