Emprendedores pampeanos crearon una empresa, llamada PampaPist, para producir pistachos en la zona de bajo riego de Casa de Piedra.
El pistacho es un fruto seco que tiene enorme proyección: es considerado el futuro de la agricultura en zonas áridas.
El emprendimiento se inició con cuatro hectáreas de implantación en Casa de Piedra. “Empezamos el emprendimiento gracias a familiares que viven en Castilla – La Mancha, de España. Ese lugar estaba repleto de olivares y vides, pero hoy está reconvertido para la producción de pistachos”, cuenta Fernando Gutiérrez. “Hoy la zona es uno de los motores de España”.
El llamado “oro verde” es sabroso, nutritivo y curativo. “Tiene muchísimas propiedades”, dice. Se puede comer como viene: solo se le va quitando la cáscara y se consume.
Los pistachos pelados también se pueden moler y agregar a cualquier batido o incluso mezclar con yogur natural. Sirven para preparar deliciosos platos dulces y salados.
Como todos los frutos secos, el pistacho tiene grasas beneficiosas para combatir el colesterol o las llamadas “grasas malas” y altas propiedades nutricionales. Posee gran cantidad de hierro, lo que lo convierte en un excelente remedio natural para personas anémicas y un aliado para quienes hacen deportes de alto rendimiento.
Cada grano está repleto de fibra y antioxidantes, lo que lo convierte en un aliado para el corazón. Incluso, al aportar mayor sensación de saciedad que otros frutos, ayudan a bajar de peso y a reducir masa corporal.
Los emprendedores se contactaron con el Ente Provincial del Río Colorado (EPRC), que cuenta con una chacra experimental con ensayos de pistachos, entre otras especies. “Nos dieron los estudios climatológicos y otros ensayos y nos dimos cuenta de las inigualables condiciones ambientales que hay aquí”, dice Gutiérrez. “Incluso nos percatamos de que la zona productiva del mundo se encuentra entre la latitud 38 y 40 Norte, mientras Casa de Piedra se ubica en la latitud 39 Sur. Es decir, se replica la misma franja climática”, agrega. “Así nos pusimos manos a la obra y compramos 16 hectáreas. En octubre del año pasado plantamos 4 hectáreas y en septiembre otras 4 hectáreas”, cuenta.
La inversión es de unos 10 mil dólares por hectárea. Las plantas las compraron en San Juan y en unos cinco años esperan tener las primeras producciones. “Hay que tener paciencia… En 5 o 6 años empiezan a producir y a los 8 años se estabiliza la producción”, dice. “En San Juan, con riego, producen unos 3 mil kilos por hectárea. Creemos que tendremos la misma producción”.
El pistacho hoy parece no tener techo. “Se destina cada vez más consumo interno y también se exporta. Año tras año hay más demanda”, se entusiasma.