La obra social Sempre informó que volvieron más profesionales en ginecología al Colegio Médico de La Pampa, con el fin de atender nuevamente a las afiliadas a través de la cobertura que brindan las Obras Sociales (Seguridad Social). En total ya son 24 y se espera que en los próximos días se sume otra cifra similar, luego de la decisión de la Asociación de Ginecología y Obstetricia de dar marcha atrás en sus condiciones.
Hasta la semana pasada estaban atendiendo en el sistema de seguridad social -conformada por las obras sociales sindicales, las prepagas y la estatal Sempre- Talia Gallo, Ricardo Capello, Andrea Sosa, Verónica Bazán Richebut, Graciela Di Bernardo, Osvaldo Minig, Hugo Di Fiore, Ana Muñoz, Rubén Dayan, Julio Charnis, Alicia Solaro, Hugo Reale, Raúl Colombato, Osvaldo Medús, María Virginia Uguet y Roxana Gambarrota. Algunos de ellos, de hecho, nunca se fueron.
Ayer se sumaron Betina Larroque, Gisel Amione, Ramón Contrera, Natalia Allende, Celeste Leones, Javier Allara, Dante Gasperi y Andrea Sallenave.
Además, vendrían más profesionales de otras provincias. “En paralelo se continúa gestionando ante el Consejo Médico de La Pampa los trámites correspondientes a las habilitaciones de cinco nuevos especialistas en ginecología de fuera de la Provincia, con alta formación académica y técnica, con el objetivo de ampliar los servicios para las pacientes/afiliadas a las Obras Sociales”, informó el Sempre. “La prioridad en todo momento fue dar sustentabilidad al sistema de salud y fortalecer las instituciones que la conforman, en beneficio de la población pampeana”.
En la última semana, la Asociación de Ginecología y Obstetricia de La Pampa finalmente puso el freno de mano: sus 40 integrantes ya decidieron regresar al Colegio Médico de La Pampa para atender con las obras sociales sindicales, las prepagas y la estatal Sempre.
De esta manera, se pone fin al conflicto. O al menos a gran parte del conflicto.
En diciembre de 2021, los integrantes de la asociación de ginecología decidieron cortar con la atención: pretendieron discutir un nomenclador propio, con el fin de mejorar sus ingresos. La decisión tuvo un rotundo rechazo de las obras sociales.
La situación generó que cientos de mujeres quedaran sin atención. Durante casi cuatro meses, esas mujeres debieron recurrir principalmente a profesionales del sistema público de Salud.
