En medio de la llegada de los ruralistas a la ciudad autónoma de Buenos Aires, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, confirmó que no está en carpeta un incremento de las retenciones a las exportaciones ni del impuesto a la renta inesperada. “Las retenciones no se van a aumentar. Si hay algún un reclamo que valga la pena y alguna necesidad urgente la atenderemos”, dijo desde Tel Aviv.
Afirmó que el campo “está afuera” del impuesto a la renta inesperada presentado por el ministro de Economía, Martín Guzmán, y que deberá atravesar un sinuoso camino en el Congreso.
“Es importante que se sepa que nosotros con las entidades del sector tenemos una relación de trabajo permanente, donde estamos trabajando con la agenda de los temas. Estoy para escuchar”, dijo.
“Yo soy ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca. No me corresponde hablar de consideraciones políticas ni de motivaciones”, respondió ante la consulta sobre las declaraciones de su par de Seguridad, Aníbal Fernández, quien había dicho que «ni sueñen con entrar tractores” a la capital.
Según los convocantes, la movilización se produce en rechazo a la presión impositiva y a la intervención del Gobierno en los mercados de granos y carne, entre otros puntos.
La iniciativa es impulsada por agrarios del norte bonaerense, sur de Santa Fe y de Córdoba, sumado a la adhesión de cientos de sociedades y asociaciones rurales de todo el país, aunque no de las cuatro entidades nacionales que conforman la Mesa de Enlace: Sociedad Rural Argentina (SRA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Federación Agraria Argentina (FAA) y Coninagro.
La excusa para la protesta de hoy es el intento del Gobierno de tomar una porción de esas rentas imprevistas, surgidas del aumento de los precios internacionales de las materias primas, con una sobretasa del impuesto a las Ganancias.
Será para aquellos que ganaron más de 1000 millones de pesos en 2021, sobre la diferencia arriba de ese volumen. Es una acción, recordó Página/12, que encuentra experiencias similares en distintos países, desde el impuesto a los “beneficios caídos del cielo” en España; los proyectos de gravámenes especiales a multimillonarios en Estados Unidos, para terminar con “la avaricia corporativa”; un nuevo tributo a las petroleras en el Reino Unido; y un gravamen a las “rentas aleatorias e inesperadas” sobre empresas alimenticias y energéticas en Portugal.
Sin embargo, el exministro de Agricultura del gobierno de Juntos por el Cambio, Luis Miguel Etchevehere, intentó comparar la situación actual con el conflicto agropecuario de 2008. “Esto se parece muchísimo a la 125”, aseguró. La referencia fue por la intervención del Estado en ambos casos frente a la escalada de los precios de los alimentos, buscando amortiguar el impacto en la mesa de los argentinos.