El empleado judicial de 39 años que se encuentra sospechado de estar involucrado en una red de tráfico de material de explotación sexual infantil fue formalizado pasado el mediodía de este martes en el Centro Judicial de Santa Rosa. En tanto, su padre negó los hechos que se le imputan, pero no fue desvinculado de la investigación.
La audiencia se hizo vía Zoom. Estuvo encabezada por el juez de Control Néstor Ralli, la fiscala sustituta Micaela Sucurro y el imputado junto a su abogado defensor, Gastón Gómez.
La fiscala le informó que se lo investiga por el delito de facilitamiento y divulgación de representaciones de menores de 18 años dedicados a actividades sexuales explícitas, agravado por ser las víctimas menores de 13 años. Este delito, según el artículo 128 del Código Penal, tiene penas previstas de 3 a 6 años de prisión.
Le impusieron la prisión preventiva por dos meses, aunque sustituida por la obligación de presentarse todas las semanas en el Ministerio Público Fiscal y de no abandonar La Pampa.
Además, el magistrado ordenó la apertura de las computadoras y celulares que secuestraron los investigadores.
El padre del joven, que también está sospechado, negó ayer ante el juez los hechos que se le imputan. La fiscala Sucurro confirmó a este diario digital que el hombre no fue desvinculado de la causa y sigue como sospechoso.
El caso, tal como publicó Diario Textual, se conoció la semana pasada. Los procedimientos en la capital provincial se llevaron a cabo en el marco de la denominada Operación Luz de Infancia IX. Las investigaciones se iniciaron entre el Departamento de Seguridad de Estados Unidos y de Brasil. Detectaron contenido de explotación sexual infantil que circulaba por internet y una de las direcciones IP de las conexiones desde donde se compartía este material era de la provincia de La Pampa.
Los investigadores consideran que de esta actividad ilegal participaba el hombre más joven. Pero igual sumaron a su padre, que es el titular de la conexión a internet, por lo que también empezó a ser investigado.
Ambos residen en un mismo domicilio: el jubilado en una casa y su hijo en un departamento al fondo.