Celia Jinkis de Korsunsky, Madre de Plaza de Mayo cuyo hijo nacido en La Pampa fue secuestrado y desaparecido por la última dictadura militar, falleció este jueves en Bahía Blanca.
Celia era la mamá de Eduardo Sergio Korsunsky, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores y víctima pampeana del terrorismo de Estado que había nacido en Bernasconi en 1951 y tenia 24 años cuando en 1976 fue secuestrado por los militares. A partir de ese momento ella dedicó su vida a su búsqueda y a la búsqueda de 30.000 más.
“Persistente, luchadora, animando a los demás con esa energía única que tienen las que, como ella, convirtieron el dolor, en una causa común y colectiva. Celia una fue generosa compañera de todas las causas, estaba presente siempre en todo y con todos. Un día nos dijo: ‘Donde haya una foto de los chicos (de los desaparecidos), yo tengo que estar’. Y estaba”. De esta manera la recordaron desde la agrupación Hijos Bahía Blanca.
Celia dedicó toda su vida a buscar a su hijo Eduardo. “El 4 de agosto de 1976, en San Nicolás, en la vía pública mi hijo fue detenido por el ejército. Cuentan los vecinos, que a pocos días de haber sido detenido, un camión del ejército levantó de su domicilio ropas, muebles y demás enseres”, contó.
“En la desesperación por encontrarlo fui al Batallón de Ingenieros de Combate, Prefectura Naval, Policía Federal, Unidad Regional VII de Policía y la Comisaría de San Nicolás. Golpeé las puertas de los Organismos de Seguridad de Rosario, La Plata, Santa Rosa, Mercedes, Campo de Mayo ,1º Cuerpo del Ejército, Escuela de la Armada, Edificio Libertador, Ministerio del Interior. Solicité ayuda a las autoridades eclesiásticas y al Sumo Pontífice. Mandé telegramas y escribí infinidad de cartas al presidente de la Nación, Ministro del Interior, de Justicia, de Defensa, Comandantes, Jefes de Policía, Jueces. Estos y muchos más fueron parte del peregrinar buscando a mi hijo, todos con resultado negativo”, lamentó.
“Eduardo era un ser humano maravilloso, sensible, de actitudes nobles, abierto a sus semejantes, su contacto despertaba simpatía, siempre dispuesto a ofrecer apoyo a un amigo o a su familia, comprensivo y respetuoso”, lo recordó.