Patricia Sclavuno, víctima del empresario Néstor Roberto Gallinger, confesó que está “aterrorizada, con mucha angustia y miedo”, luego de que se conociera un fallo judicial que podría beneficiar con prisión domiciliaria a su victimario.
Gallinger, quien explotaba una empresa de alarmas, está preso en la Unidad Penal 4 de Santa Rosa, condenado a doce años de prisión por haber intentado quemar viva a Sclavuno, por entonces su pareja, durante un ataque ocurrido el 22 de mayo de 2015, en Santa Rosa.
Recientemente el juez de ejecución Penal, Martín Saravia, le otorgó la prisión domiciliaria, aunque la medida fue apelada por la víctima. De hecho, sólo se hará efectiva si es confirmada por las instancias superiores, como el Superior Tribunal de Justicia, máximo tribunal de La Pampa.
“El juez (Saravia) le dictó la prisión domiciliaria sin respetar mis derechos como víctima. Gallinger no cambió: sigue siendo la misma persona psicópata, con trastorno en el control de los impulsos y descompensado psiquiátricamente”, enumeró Sclavuno, al recordar el informe del forense emitido 20 días antes de la sentencia.
El empresario cumple condena por ser autor del delito de amenazas con arma impropia, homicidio doblemente agravado –por el vínculo conyugal y mediando violencia de género-, en grado de tentativa y amenazas simples, todo en concurso real (artículo 149 bis primer párrafo, segundo apartado, primer supuesto, 79, 80, incisos, 1, 11, 42, 149 bis primer párrafo, primer supuesto y 55, del Código Penal).
Quedó establecido que el 15 de mayo de 2015, a las 4, Gallinger discutió y empujó a su pareja, le rompió su teléfono celular y con un bidón le arrojó nafta. El combustible cayó en sus prendas de vestir y en un sillón. La mujer logró calmarlo y dormir en piezas separadas. Pero luego, a las 19, se desató otra discusión y Sclavuno volvió a ser atacada a golpes y patadas. Tomó nuevamente el bidón con nafta y amenazó con matarla. Ella escapó en el momento en el que el empresario encendió la nafta que arrojaba hacia su dirección.
Sclavuno, en una carta enviada a Diario Textual, indicó que el personal de la U-4, en sus distintos informes, siempre diagnosticó que es una “persona con creencias sexistas, con aspectos relacionados a la violencia por motivos de género”.
“Lo malo es que el fallo; por un lado, dice que no puede ser tratado en la Unidad pero por otro lado le exige al Servicio Penitenciario Federal (SPF) que previo a dejarlo libre sea compensado psiquiátricamente”, expresó en otro párrafo del escrito enviado a este diario.
“Suena a una especulación por salir que a reales problemas de salud: finge estar enfermo”, sentenció. Y aludió a la historia clínica, que, según la mujer, da cuenta que lo siguen asistiendo los médicos en el hospital, le dan medicación, tiene todo. “No entiendo por qué motivo dicen que necesita estar afuera por su salud, si el SPF le brinda todos los cuidados, traslados, medicamentos, todo”, insistió.
A su juicio, Gallinger “no está bien psicológicamente” y reveló que aún preso siguió amenazándola, tratando de comunicarse con ella. “Tengo capturas de eso”, expresó.
Señaló que “no entiende” por qué el juez primeramente reconoce que Gallinger “no está compensado psicológica y psiquiátricamente y después lo deja libre (sic)”.
“¿Dónde está la Justicia?”, se preguntó Sclavuno. “Se piensa más en el violento que en la víctima, yo tengo que pagar de mi bolsillo los tratamientos psicológicos por lo que me hizo y a él se los paga el Estado, que además lo quiere mandar a la casa”, lamentó.
“A mí me quiso quemar viva, ¿por qué no lo volvería a hacer si es una persona inestable psiquiátricamente?”, planteó Sclavuno, de unos 60 años. “Yo realmente tengo miedo, volví a tener ataques de pánico, no puedo dormir y me aumentaron la dosis de la medicación psiquiátrica”, aseguró. “Si me pasa algo haré responsable al juez de ejecución Penal y al estado”, concluyó.
Según pudo saber Diario Textual, el hombre la amenazó con matarla. “Yo de acá voy a salir (por la cárcel) pero vos de abajo de la tierra, no”, le habría enviado un mensaje, según contó un familiar de la víctima.
