El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, ordenó el miércoles a sus tropas que se retiren de la orilla occidental del río Dniéper ante los ataques ucranianos cerca de la ciudad meridional de Jersón, un repliegue importante y un posible punto de inflexión en la guerra.
Ucrania reaccionó con cautela al anuncio. El asesor presidencial Mijailo Podolyak dijo a Reuters que algunas fuerzas rusas siguen en Jersón y que es demasiado pronto para hablar de una retirada.
«Hasta que la bandera ucraniana no ondee sobre Jersón, no tiene sentido hablar de una retirada rusa», dijo Podolyak, un alto asesor del mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, en declaraciones a Reuters.
La ciudad de Jersón es la única capital regional que Rusia había capturado desde su invasión en febrero y su abandono supondría un importante revés para lo que Moscú denomina su «operación militar especial» en Ucrania.
En comentarios televisados, el general Sergei Surovikin, al mando general de la guerra, dijo que ya no era posible abastecer a la ciudad de Jersón y que proponía adoptar líneas defensivas en la orilla oriental del río.
La noticia se produjo tras semanas de avances ucranianos hacia la ciudad y en medio de una carrera de Rusia para reubicar a decenas de miles de sus residentes.
En las últimas semanas se había especulado con la posibilidad de que Moscú retirara sus fuerzas de la orilla occidental del Dniéper o atrincherarse para librar una sangrienta batalla en los próximos días o semanas.
Con anterioridad fue volado el puente principal de una carretera que sale de Jersón. Unas fotos publicadas en Internet mostraron el vano del puente de Darivka, en la principal carretera de salida de Jersón hacia el este, completamente derrumbado en las aguas del río Inhulets, afluente del Dniéper. Reuters verificó la ubicación de las imágenes.
Los ucranianos que publicaron las fotos del puente destruido especularon con la posibilidad de que hubiera sido volado por las tropas rusas en preparación para una retirada.