La comunidad educativa del colegio secundario del barrio Esperanza, de Santa Rosa, decidió por medio de una votación que la institución lleve el nombre “Andrea López”.
La designación de ese nombre fue impulsada por la docente Luciana Beraztegui y la agrupación feminista abolicionista “Todas Somos Andrea“.
“Mediante diversas propuestas pedagógicas desarrolladas desde el año 2018 hasta la actualidad, se identificaron que la mayoría de los nombres de las instituciones eran nombres en masculino y los femeninos que hay son principalmente religiosos como Teresa de Calcuta, María Auxiliadora, Santa María De La Pampa, Mabel Peralbo y Juana Paula Manso, entre otros”, se mencionó en el proyecto.
“Allí, sumada a la propuesta de elegirle un nombre al colegio, se pensó que fuera mujer y que mejor que de nuestra localidad, nombrar una mujer que sea representativa, que nos de identidad, lucha, compromiso”, agregó.
“Desde esta perspectiva y considerando lo establecido por la Ley vigente N° 2678, presentamos a considereración del cuerpo de directivos, docentes, estudiantes, no docentes y comunidad barrial la elección mediante sufragio del nombre de la escuela”, explicó.
Se propusieron tres posibles nombres: Andrea López, que cosechó 137 votos; Lucía Tartaglia, 74; y Gloria Corral, 68. La votación estuvo en manos de estudiantes, familia, personal no docente y docentes.
Andrea Noemí López fue asesinada el 10 de febrero de 2004 y su cuerpo sigue desaparecido hasta el día de hoy. Era obligada a prostituirse por su marido Víctor Purreta. Su hijo, de apenas 5 años, presenció el asesinato y luego su testimonio fue clave para condenar al femicida.
Antes de conocer a su femicida, Andrea tenía trabajo, era operaria de Calzar. No obstante, Purreta la “captó” y obligó a prostituirse. Así, ella perdió su empleo y por lo tanto su salario. La alejó de su familia y fue quien la llevó a la calle en contra de su voluntad.
Andrea fue la primera esposa de Purreta. Vivían juntos en una casa de la calle Maestros Puntanos, en un barrio al norte de la capital pampeana y eran recurrentes las peleas. Purreta la golpeaba, ella se iba a la casa de madre y él la denunciaba en la Policía por abandono de hogar. Volvía con su esposo y se reiniciaba el maltrato y la explotación.
Se cree que el asesinato de Andrea que se cometió en la noche del 9 de febrero o la madrugada del 10 de febrero de 2004. Emanuel o “Carlitos”, el hijo de ambos, dijo en 2011 en la Justicia que vio cómo su padre, luego de molerla a palos con un rebenque y ahorcarla, la acostó en una cama. Luego la llevó a la rastra al baño. Por la hendija de la llave de la puerta, pudo observar que la había puesto bajo la ducha. Quería reanimarla. Luego, su padre salió del baño y lo mandó a dormir.
Poco después, llegó a la casa un familiar de Purreta a cuidar al nene. El boxeador salió. En la madrugada del 10 de febrero, a las 5.20 horas, Purreta fue visto a bordo de su camioneta. Lo vio su propia madre. El boxeador, ya en el juicio, reconoció la pelea, dijo que salió a comprar cigarrillos y que al volver advirtió que su esposa ya no estaba. “Yo no la maté”, aseguró.