La toma en Brasilia de las sedes del Gobierno, el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal de Federal (STF) por miles de seguidores de Jair Bolsonaro tuvo al expresidente como “principal instigador”, por lo que tendrá que responder frente a la justicia, mientras se abre un período de desafíos para el gobierno de Luis Inácio Lula da Silva, quien, si bien recibió respaldos significativos, afrontará “el mandato más difícil desde la redemocratización”, señalaron hoy distintos analistas.
El expresidente de la Asociación de Jueces para la Democracia de Brasil Marcelo Semer aseguró a Télam que Bolsonaro “puede y debe ser considerado responsable” de los ataques del domingo.
“No cabe duda de que fue el principal instigador del rechazo de los resultados en las urnas. Guardó silencio cuando tenía la obligación de hablar -como en reconocer la derrota y criticar la violencia de los primeros días- y dijo que las manifestaciones eran justas”, aseguró a Télam.
El juez, autor del libro “Las paradojas de la justicia”, señaló además que “hay fuertes indicios de que Bolsonaro ha influido sobre los líderes de los movimientos terroristas, incluso (estando) en Estados Unidos”, adonde se marchó antes de terminar el mandato.
Para Semer, si bien “hay una laguna en la tipificación del terrorismo político”, esos delitos contra las instituciones democráticas, que se derivan de la derogación en 2021 de la Ley de Seguridad Nacional de la dictadura (1964-1985), “son suficientemente graves”.
Las responsabilidades de las fuerzas de seguridad, principalmente de la Policía Militar dependientes de los estados, en este caso de Brasilia, también son parte de las investigaciones y Lula pidió “condenas ejemplificadoras” el domingo al decretar la intervención de las fuerzas públicas en el distrito federal.
Además de las normas punitorias, surge la pregunta acerca de otras herramientas para combatir estas expresiones y sobre la continuidad de estos grupos extremistas.
Para la periodista y escritora Michele Prado, los actos de ayer fueron parte del “terrorismo interno de extrema derecha” y esto presenta desafíos al nuevo gobierno, pese a haber recibido apoyos de casi todo el arco político nacional e internacional.
“Será el mandato más difícil desde la redemocratización porque además de la destrucción causada por Bolsonaro, la extrema derecha y la derecha radical se han establecido en la sociedad y en las cámaras legislativas”, dijo a Télam.
En el Congreso, el desafío de Lula será neutralizar a la mayoría del Partido Liberal, que llevó a Bolsonaro como candidato, y seguir negociando con los sectores del Centrao, el bloque que cambia apoyos parlamentarios por cargos y presupuesto.