Rocío Belén Cazenave, una madre de cuatro hijos de La Maruja, está desesperada. Vencidos todos los plazos, en unos días sería desalojada y no tiene dónde vivir. Reveló que “no consigue nada” para alquilar, pero tampoco quiere pasar días con sus niños a la intemperie. Según contó, desde el municipio le prometieron una casa social, aunque pasó el tiempo y la respuesta no llegó. “Necesitamos una vivienda: no podemos seguir así”, imploró.
Junto a su pareja y los pequeños, vive hace seis años en una humilde propiedad cuyo alquiler abonaría la municipalidad, a cargo de Gustavo Cein. “El problema se desató porque al parecer el municipio estaría incumpliendo con algunos pagos, algo que enojó al propietario”, razonó Cazenave, de 30 años, a Diario Textual.
Desde el hospital de la localidad, donde se encontraba por problemas de salud de uno de sus chicos, detalló que el lugar donde residen es “muy precario”, incluso con divisiones de nylon. Anoche, según dijo, temió que se les “arrancara el techo” debido a un fuerte viento que sopló en el norte de La Pampa. “Tenemos amarradas las puertas con fierros y trabas porque se nos abren: este lugar está hecho pedazos y no es humano”, sintetizó.
La situación actual estuvo precedida por un largo peregrinar por organismos públicos que no trajo los resultados esperados para el núcleo familiar. Ella percibe una ayuda estatal y su pareja hace changas. Tienen hijos de 9, 5, 3 y 1 año. “Uno de ellos padece un principio de asma, cuadro que se agrava por las condiciones frías del saloncito en el que estamos”, lamentó.