Fueron pioneros en trabajar para conseguir fondos para el viaje de egresados y ahora, 50 años después, vuelven a reunirse. Un grupo de exalumnos y exalumnas del Instituto Amadeo Jacques (IAJ) de Quemú Quemú fue apodado por como la “promoción cardo ruso ‘73” luego de tomar la iniciativa de hacer distintas tareas en los campos para recaudar fondos para el tan ansiado viaje de egresados.
“Hoy, a cincuenta años de haber egresado del IAJ queremos agradecer a esta casa de estudios por habernos ayudado a alcanzar nuestras metas”, expresan.
Nora Rosa López; María Estela Rodríguez; María Eva Ascheri; Llana Vilma Espósito; María Estela Mónica Navas; Oscar Enrique Martín; Ana María Palacios; Juan Alberto Oliver (en el recuerdo); Mirta Alicia Cid; Arnaldo Domínguez; María Victoria Arias; María Elena Tassone; Eduardo Ruben Tassone; María del Carmen Valle (en el recuerdo) y Armando Moralejo volverán a encontrarse.
En una nota periodística con fecha del 29 de julio de 1972 se hace referencia al grupo como “pionero e ingenioso” al recaudar fondos a través de otras iniciativas que no fueran rifas o colectas que “llegaban a constituir un verdadero acoso” para la población.
“Catorce jóvenes de cuarto año han variado los medios para llegar a esos fines y es así que los vemos involucrados en manifestaciones laborales en conjunto, con miras a reunir los recursos para el viaje del próximo año cuando arriben a la ansiada obtención del título de perito mercantil”, plantea el diario.
“En equipo -continúa- días atrás realizaban trabajos de pintura en las instalaciones de Hacendados Quemú. Además, han efectuado limpiezas de campo contratados al efecto mediante la quema de cardos rusos que tanto abundan. Interesante la actitud y digna de ser señalada como ejemplo”, cierra la nota.
Uno de los egresados e impulsor de este reencuentro es Arnaldo Domínguez, oriundo de Miguel Cané que desde hace años reside en Brasil. “La idea del reencuentro surgió en razón del cincuentenario del egreso del instituto. Y la idea de realizar trabajos para financiar nuestro viaje de final de curso surgió de nuestra propia iniciativa adolescente”, contó a Diario Textual.
“Fuimos los primeros y subvertimos la diferencia socio – económica que nos caracterizaba grupalmente. Juntamos y quemamos cardos rusos en las estancias, comenzando por La Enriqueta, dónde crecí yo. Pintamos con cal los postes de la feria de hacendados, pintamos tranqueras de estancias y también realizamos festivales de folklore. Cuando juntamos cierto dinero en la caja de ahorro, contratamos un salón de baile en Miguel Cané y trajimos el famoso conjunto uruguayo: ¡Los Iracundos!”.
“Pero lección más importante, que hasta hoy me inspira en la vida y en mi profesión (soy psicoanalista) fue la experiencia de ejercicio democrático. No podría ocurrir nada de aquello si no hubiéramos aprendido a aceptar la alteridad. Amar al otro que piensa diferente de mí”, expresó.
El reencuentro será en un restaurante de Quemú Quemú el 7 de octubre próximo. Luego colocarán una placa con los nombres de todos en el instituto.