Henry Kissinger, una figura emblemática de la diplomacia estadounidense durante la década de los años 70, murió este miércoles a los 100 años en su casa de Connecticut, según informó su agencia de consultoría, que no precisó la causa del deceso.
Como estratega de la política exterior estadounidense durante los turbulentos años 60 y 70 del siglo pasado, Kissinger detentó un enorme poder.
Su nombre ha sido relacionado con casi todos los grandes acontecimientos de aquellos tiempos, desde la guerra de Vietnam hasta el enfrentamiento de EE.UU. con la Unión Soviética.
Las paradojas de su vida fueron extraordinarias.
Pese a ser un protagonista polémico de la Guerra Fría, en 1973 fue galardonado con el premio Nobel de la Paz.
Identificado a veces con la derecha anticomunista, fue sin embargo el ideólogo del acercamiento entre EE.UU. y China, hasta entonces aislada bajo el régimen de Mao Zedong.
Y a pesar de haber nacido en Alemania y hablar inglés con un fuerte acento extranjero, se convirtió en uno de los símbolos más conocidos de Washington y su poder global.
Cuando Henry Kissinger se reunió en junio de 1976 con el canciller del régimen militar que hacía tres meses se había instalado en el poder en Argentina, éste le preguntó si le importaba que hablara en español porque tenía dificultades con el inglés.
“Para nada”, respondió Kissinger, entonces secretario de Estado de Estados Unidos y ajedrecista en el tablero mundial, antes de romper el hielo con su interlocutor argentino anunciándole que asistiría al Mundial de fútbol de 1978 en su país, “pase lo que pase”.
“Argentina va a ganar”, vaticinó.
El canciller, almirante César Augusto Guzzetti, le advirtió instantes después que su país tenía problemas de “terrorismo” y económicos, y le pidió apoyo de EE.UU. para el gobierno de facto.
“Hemos seguido de cerca los acontecimientos en Argentina. Le deseamos lo mejor al nuevo gobierno y haremos todo lo posible para ayudarlo a tener éxito”, respondió Kissinger, según se lee en un documento desclasificado de EE.UU. sobre la conversación, que tuvo lugar en Chile bajo la dictadura de Augusto Pinochet.
Poco después, Kissinger le dio otro aviso a Guzzetti. “Si hay cosas que deben ser hechas, deberían hacerlas rápido. Pero deben volver rápidamente a los procedimientos normales”, le dijo en una frase que sus críticos han interpretado como una luz verde para que el nuevo régimen argentino violara derechos humanos.
Con este tipo de mensajes y políticas, tanto en América Latina como en el resto del mundo, EE.UU. promovió sus intereses en plena Guerra Fría a través de Kissinger, uno de los diplomáticos más influyentes y controvertidos del siglo XX que murió este miércoles a los 100 años.
Henry Alfred Kissinger nació en Fürth, en la Baviera alemana, el 27 de mayo de 1923, en el seno de una familia judía que huyó de la persecución nazi mudándose a Nueva York cuando él tenía 15 años.
En 1943, el mismo año en que se volvió ciudadano de Estados Unidos, fue reclutado por el ejército de ese país y pasó a ser interprete alemán de contrainteligencia durante la Segunda Guerra Mundial.
Luego del conflicto bélico, regresó a EE.UU. e ingresó becado a la exclusiva Universidad de Harvard, donde en 1950 se graduó en Ciencias Políticas con todos los honores. Obtuvo una maestría y un doctorado, y en 1954 se vinculó como profesor.
Su buena reputación académica le permitió entrar en los grandes salones de la política cuando el presidente Richard Nixon lo nombró su asesor de Seguridad Nacional en 1969 y secretario de Estado en 1973.
El veterano político republicano y el intelectual de Harvard formaron una pareja que marcó la política exterior de EE.UU. con una serie de iniciativas inesperadas y atrevidas.
Kissinger defendía la toma de decisiones por pragmatismo y conveniencia nacional antes que en base a preferencias ideológicas. Entre otras cosas:
-Contribuyó activamente a la normalización de relaciones de EE.UU. con China y fue arquitecto de la détente o política de distensión con la Unión Soviética.
-En 1973 su mediación entre Israel y Egipto ayudó a terminar con la guerra de Yom Kippur.
-También fue clave en los acuerdos de paz de París para retirar a EE.UU. de la guerra de Vietnam, que su gobierno había prolongado, lo que le valió el Nobel junto al diplomático norvietnamita Le Duc Tho.
Sin embargo, sus críticos señalan que fue responsable de atrocidades como los bombardeos aéreos secretos de EE.UU. en Camboya, nación a la que acusaba de dar refugio a los guerrilleros comunistas de la vecina Vietnam.
Pero Kissinger es una figura controversial no solo por el papel que tuvo en la política exterior de EE.UU., sino también por su personalidad.
“Tenía ese tipo de enfoque de sangre fría y calculador para la guerra y la paz”, indicó David Greenberg, autor del libro “La sombra de Nixon: la historia de una imagen”.
“Poseía toda esta inteligencia, pero sin la base moral o ética”, agregó.