Al influjo del desarrollo rural, que en una época promovió una fuerte instalación de familias de campesinos para trabajar en los campos, nacieron y se multiplicaron las escuelas rurales en La Pampa. Pero desde la década del ’80 en adelante toda esa actividad comenzó a declinar paulatinamente, con lo cual el número de familias que se asentaban en zonas rurales fue cada vez menor. Trabajar y vivir en el campo ya no fue la primera elección para los núcleos familiares que así se fueron inclinando por los centros urbanos para desarrollarse. Claro que ese movimiento repercutió de lleno en la educación rural, que empezó a padecer la caída de la matrícula y el consecuente cierre de varias instituciones. Los niños y las niñas, el “principal alimento” de una escuelita de campo, ya no se crían en ese lugar mayoritariamente. Sin embargo, en nuestra provincia existen aún algunos establecimientos que gozan de buena salud. Uno de ellos es la Escuela Hogar 125 Francisco José Miguez, emplazada en Colonia Chapalcó.
Se encuentra a unos 60 kilómetros al sudoeste de Toay, entre las rutas provinciales 14 y 11, sobre un camino vecinal. Alberga a estudiantes de nivel inicial y primario, con una matrícula de diez niños, algunos de Toay, otros de la zona rural y una niña de Santa Rosa.
“Los niños y niñas reciben una educación integral que va más allá de los saberes curriculares –matemática, lengua, naturales y sociales-, principalmente haciendo foco en cuestiones de la vivencia que atraviesa cualquier familia como tender la cama, ayudar a lavar y secar platos, todos esos hábitos que inculcamos lo hacemos dependiendo de las edades”, aclaró Pablo Lonati, director interino de la escuela.
Los estudiantes, que viven en el colegio de lunes a viernes y cada quince días también se quedan sábado y domingo, desarrollan a la vez un taller de huerta y fomentan la alimentación saludable. “Lo que producen lo terminan comiendo. Crían pollos parrilleros para el consumo interno y mantienen una granjita con diferentes animales que ellos atienden”, explicó.
El brazo del aprendizaje alcanza también al oficio de carpintería, con un taller en el que trabajan madera para fabricar cajitas, bandejas materas, entre otras creaciones, destinadas a regalos en fechas como el Día de la Madre, el Día del Maestro o algún cumpleaños.
Una tarea de radio escolar les permite a los estudiantes preparar programas que posteriormente se publican en redes sociales. Allí suelen difundir noticias de actualidad, deportes o biografías, con la coordinación de una docente. Algunos de esos trabajos fueron leídos en diferentes segmentos de Radio Nacional.
La novedad sobre los talleres radica en que desde el año pasado los estudiantes de Chapalcó los comparten y socializan con alumnos de otras escuelas, como la Escuela 74 de Santa Rosa o la Escuela 2 de Irregulares Motores, que acudieron invitados a compartir la experiencia. “La idea nació para que vengan a conocernos. Que sepan cómo es la vida de una escuela rural y todo lo que hacemos, con el propósito de evitar que vean a chiquitos de nuestra escuela como personas aisladas”, aseguró, en contacto con Diario Textual. “Tenemos los mismos accesos a la información y saberes que tienen todos, incluso la enseñanza es más personalizada al ser menos matrícula”.
El maestro lamentó que, en tiempos difíciles, con una sociedad muy alborotada, ven trayectorias que los hacen pensar que si las tuvieran en su escuela podrían aportar muchísimo con esos niños. “Está todo bien con los distintos sectores intervinientes, como Acción Social o la Justica, pero muchas veces no terminan funcionando como deben y el perjudicado es el chico”, lanzó. Afirmó que tienen varios pedidos de ingreso a los que no pueden darle trascendencia porque son niños de Toay y Santa Rosa. “Una normativa de 2021 excluye a niños de nuestra escuela que no sean propios de la zona rural”, concluyó.