Donald Trump se convirtió en el primer presidente en la historia de EEUU en ser condenado por un delito penal, luego de que un jurado lo declarase culpable de encubrir un pago de dinero para silenciar a una actriz porno.
Los miembros del jurado declararon culpable de todos los cargos al expresidente Donald Trump, en un juicio histórico que se desarrolló en Nueva York, EEUU, por falsificar documentos comerciales para encubrir un pago de dinero a cambio de silencio a la estrella porno Stormy Daniels durante las elecciones de 2016.
Trump, de 77 años, es el primer expresidente en la historia de Estados Unidos que recibe una condena penal. A lo largo del proceso, el magnate se ha declarado inocente y niega haber tenido el supuesto encuentro sexual de 2006 con Daniels.
La declaración de culpabilidad podría dar un vuelco a la carrera presidencial de 2024, en la que Trump, candidato republicano, aspira a arrebatar la Casa Blanca al presidente demócrata Joe Biden en unas elecciones que se celebrarán el 5 de noviembre. De todas maneras, la condena no le impedirá competir por la presidencia.
Se enfrenta a una pena máxima de cuatro años de cárcel, aunque otros condenados por ese delito suelen recibir penas más cortas, multas o libertad condicional. El encarcelamiento no le impediría hacer campaña, ni asumir el cargo si ganara.
El juez Juan Merchan fijó la sentencia para el 11 de julio, tres días antes del inicio de la Convención Nacional Republicana en la que se espera la nominación formal de Trump para la presidencia.
Merchan agradeció a los miembros del jurado su servicio. “Nadie puede obligarlos a hacer nada que no quieran hacer. La elección es de ustedes”, dijo Merchan.
El 45º presidente de Estados Unidos (2017-2021) fue declarado culpable de 34 cargos, acusado de falsificar documentos contables de su emporio, la Organización Trump, para ocultar un pago de 130.000 dólares a la exactriz para evitar un escándalo sexual al final de su campaña presidencial de 2016.
La historia
El caso comenzó con un torneo de golf entre celebridades en julio de 2006 en Nevada, donde Donald Trump obtuvo el poco glorioso puesto 62. Allí conoció a la actriz porno Stormy Daniels.
En un idílico paisaje a orillas del lago Tahoe, la actriz de 27 años, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, y el hombre de negocios conocido por su programa de telerrealidad, de 60 años, tienen una aventura fugaz, según ella.
En aquel entonces el magnate inmobiliario, que acababa de tener un hijo con su esposa Melania, cultivaba una imagen de playboy y dejaba correr rumores sobre el “tablero de caza” de sus aventuras, reales o fantasiosas.
En los meses siguientes, Trump le prometió a Daniels un papel en su programa “El aprendiz”. El contacto entre ellos se rompió cuando este proyecto fracasó, según la actriz. El contexto cambió radicalmente en 2011, cuando Trump, alentado por encuestas favorables, barajó la idea de presentarse a la nominación republicana para las elecciones de 2012 contra el entonces presidente, el demócrata Barack Obama.
Consciente del interés por su historia y de que, según ella, de todos modos saldría a la luz con su consentimiento o sin él, Daniels aceptó revelarla por 15.000 dólares a la revista “In Touch”.
El periódico incluso la sometió a un detector de mentiras para que su historia fuera creíble pero el abogado personal del millonario, Michael Cohen, amenazó con demandarla y ella decidió no publicar la entrevista. Según la actriz, un desconocido se acercó a ella en un estacionamiento de Las Vegas para intimidarla en presencia de su hija de dos años y ordenarle que “se olvidara de Trump”.
Al final, Trump no se presentó a la carrera presidencial, pero el problema resurgió en 2016 cuando ganó varias primarias republicanas y luego la nominación del partido.
Los medios de comunicación se interesaron de nuevo por la historia de Stephanie Clifford. Cohen volvió a comprar su silencio, como hizo antes con la exmodelo de la revista Playboy Karen McDougal. Trump, debilitado por la difusión de una antigua grabación de audio en la que se jacta de poder “agarrar” a las mujeres “por el coño”, quiere evitar otro escándalo. Previa negociación, el abogado pagó 130.000 dólares de su bolsillo a Daniels como parte de un acuerdo de confidencialidad (NDA) firmado el 28 de octubre bajo los seudónimos «Peggy Peterson» y «David Dennison».