El peso de la llamada Liga Patagónica, que había cobrado protagonismo en el primer semestre del año por sus reclamos de la coparticipación federal y el rechazo al brutal recorte de fondos y a la paralización de decenas de obras públicas nacionales, comenzó a desdibujarse en las últimas semanas, en medio de las tensiones internas, los reacomodamientos y hasta los acuerdos que hicieron algunos gobernadores con la administración de Javier Milei. La pulseada entre Río Negro y Buenos Aires por el proyecto multimillonario de la planta de Gas Natural Licuado (GNL) expuso otra vez las fisuras internas: el grupo ni siquiera salió en conjunto a respaldar al Gobierno rionegrino, que obtuvo finalmente la inversión.
La “liga” de los patagónicos está integrada por Ignacio Torres, de Chubut; Sergio Ziliotto, de La Pampa; Rolando Figueroa, de Neuquén; Alberto Weretilneck, de Río Negro; Gustavo Melella, de Tierra del Fuego; y Claudio Vidal, de Santa Cruz.
Entre enero y abril se registró la mayor actividad de este bloque patagónico, con un “grito federal” en contra del avasallamiento del Gobierno libertario. Hoy el grupo persiste, pero debilitado: priman las acciones individuales y algunos acuerdos coyunturales.
En medio de la discusión por la Ley de Bases, los gobernadores de la región salieron en conjunto a marcarle la cancha a Milei. Entre otros puntos, reclamaron la “reposición” de los fondos de la Coparticipación Federal que han ido perdiendo frente a Nación en las últimas décadas; pidieron “más federalismo e inclusión”; cuestionaron el “abandono” y la “alarmante falta de respuesta a las demandas básicas de la sociedad” por parte de Casa Rosada; y hasta se mostraron en contra de la reinstalación del Impuesto a las Ganancias a la cuarta categoría. Hubo un gobernador, Ignacio Torres, que hasta amenazó con “cerrar la llave” energética del país.
En solo unas semanas, pasó mucha agua bajo el puente y la mayoría de los gobernadores hicieron acuerdos con el Gobierno de Milei: dieron votos clave para la Ley de Bases y a cambio recibieron obras y financiamiento que estaba siendo retaceado. También hubo diferencias por el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI): Weretilneck fue el primero en adherir, en tanto que -por ejemplo- Ziliotto lo rechazó de plano porque, argumentó, perjudicará a las Pymes pampeanas.
Uno de los pocos que mantiene distancia -y voz crítica- es Ziliotto, quien incluso en el último mes y medio se ha comenzado a recostar en un enemigo de Milei: el gobernador bonaerense Axel Kicillif, con la firma de una serie de convenios entre La Pampa y provincia de Buenos Aires.
El pampeano no apoyó la Ley de Bases ni el paquete fiscal y tampoco firmó el Pacto de Mayo. Otros patagónicos, con matices, dieron luz verde a esas iniciativas de los libertarios.
En ese marco, la “liga”, frente a la decisión de las empresas YPF y Petronas de llevar la inversión de al menos 30 mil millones de dólares a Río Negro, mantuvo el silencio: no hubo comunicado en conjunto. Solo expresiones personales de los gobernadores de Neuquén, Santa Cruz y Chubut, más obviamente del rionegrino Weretilneck. En tanto, el fueguino Melella y Ziliotto no se han expresado aún.
Quien se expresó, a favor de Río Negro y la Patagonia, fue el exgobernador Carlos Verna. Un mensaje tácito, además, en contra del acercamiento de Ziliotto con Kicillof.