La venta de frutas y verduras cayó alrededor del 35 por ciento, incluso en algunos lugares esa cifra supera el 40 por ciento, por efecto de la crisis económica que atraviesa el país. El tomate, por ejemplo, llegó a venderse un 60 por ciento menos. El consumidor compra menos y consulta más los precios, pero también se advierten cambios en los hábitos de la alimentación. Las nuevas tendencias ocurren incluso dentro del propio universo de estos alimentos que también reúne a las hortalizas y vegetales.
Sebastián Pavoni, de frutería San Cayetano, es un mayorista con sede en Santa Rosa, aunque con bocas de expendio en Toay y otras localidades pampeanas y del oeste bonaerense. Su propia labor diaria le hace tener una muestra amplia y certera hacer de lo que está ocurriendo con el mercado de las frutas. “Desde febrero hasta el momento la venta cayó un 35 por ciento”, precisó.
Resaltó que los productos que más se vieron perjudicados fueron, dentro de las frutas, la banana y la manzana, con una caída del 30 por ciento. Hecho que atribuyó principalmente al precio por kilogramo que tienen en las verdulerías y que ronda los dos mil pesos. “El cliente opta por otras alternativas, como por ejemplo un paquete de galletitas o directamente eliminas de la dieta”.
Otros frutos, en tanto, mantuvieron su volumen histórico. En ese lugar se ubican la mandarina y la naranja debido a que este año la producción fue “muy buena” en términos de cantidad y calidad.
En el ámbito de las verduras el producto que mayor caída experimentó fue el tomate, con una baja del 60 por ciento en las ventas. “Sucede que llegó a costar siete mil pesos en góndola”, lamentó en diálogo con Diario Textual. “Este año la temperatura extrema en el norte del país, sumada a los altos gastos de flete desde Orán, Salta, elevaron muchísimo el valor del producto”, describió el comerciante.
Dijo que este año se importaron tomates desde Chile y Brasil, una negociación que elevó precios y los mantuvo durante toda la temporada. Con la llegada de agosto el “clima ayudó” y se volvió a normalizar el volumen de ventas. “La afectación y el desplome del expendio, en este caso del cuarenta por ciento, afectó también al zapallito, la berenjena, el zucchini, choclo y chaucha”.
No obstante, productos como el calabaza, papa y acelga, principalmente por su bajo costo y por ser productos que durante el invierno se consumen habitualmente, subieron su venta.
El negociante comentó con preocupación que el consumo del huevo sigue cayendo un diez por ciento anual, principalmente por el cambio de hábito de las personas. “Consumidores prefieren comprar pastas, que insumen el producto de gallina, en góndola de supermercados por su bajo costo y ahorro de tiempo para la producción”. A la vez, adjudicó la caída de la elección de los huevos a “nuevas alternativas” de alimentación que los incorporan en polvo u otras posibilidades que también “proveen sus proteínas”.
“La situación actual de la comercialización de huevos se contrapone abruptamente con lo sucedido en pandemia, cuando su consumo expresó un salto sin precedentes debido a que, entre otras cosas, las personas tenían tiempo libre en sus casas y optaban por una mayor elaboración en la gastronomía”, finalizó.