En lo que se convirtió en el corolario de una jornada negra para el Gobierno en el Senado, una alianza de peronistas y radicales rechazó y derogó esta madrugada el decreto de necesidad y urgencia 656/24 por el cual se amplió en $100.000 millones el presupuesto para gastos reservados de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) que maneja Sergio Neiffert, hombre de confianza del asesor presidencial Santiago Caputo.
El repudio votado por el Senado se sumó al que ya se había registrado el pasado 21 de agosto en la Cámara de Diputados. Así, al reunir el rechazo de ambas cámaras legislativas, el DNU quedó derogado de manera efectiva y definitiva. Se trata de un hito histórico, ya que es la primera vez que ocurre desde que, en 2006, se sancionó la ley que reglamentó el trámite legislativo de los decretos de necesidad y urgencia.
El DNU fue rechazado al obtener tan sólo 11 votos a favor de su ratificación. En contra, es decir por su derogación, votó un mosaico de 49 senadores integrado en su mayoría por el kirchnerismo, la UCR y tres miembros de Pro.
También se sumó al rechazo el formoseño Francisco Paoltroni, libertario expulsado hace dos semanas del bloque oficialista de la Cámara alta por instrucciones de Caputo. “La SIDE para espionaje interno, para manejo político, para la caja, no; para eso no”, justificó su voto el senador, en una clara devolución de gentilezas al asesor presidencial. Se registraron dos abstenciones.
Si bien el oficialismo había logrado excluir del temario al DNU 656, un sector de la oposición logró en el inicio de la sesión, doce horas atrás, que se volviera a incorporar. La sesión comenzó minutos después de las 14, presidida por la vicepresidenta Victoria Villarruel, pero con el cambio del temario, favorable a la oposición, le dejó su lugar a Bartolomé Abdala, presidente provisional del cuerpo, cuestionado recientemente por la cantidad de asesores que tiene en San Luis, su provincia de origen.
El Gobierno intentó evitar la derrota legislativa por todos los medios, entablando conversaciones con senadores y presionando a gobernadores para tratar de dejar sin quorum la sesión y hasta, ya superada la medianoche, buscar pasar la sesión a un cuarto intermedio para ganar tiempo. No hubo caso, todas las gestiones fracasaron.