Norberto G. Asquini
Para la oposición en La Pampa, Juntos por el Cambio (si es que todavía se los debe llamar así), no hay 2027 sin 2025. Sin embargo, aunque a radicales y macristas los une una estrategia provincial, los separa lo que está ocurriendo a nivel país. Tanto que en 2025 esto podría dividirlos en dos boletas, y ponerse a repensar el 2027.
Las dos vías que se discuten al interior de la UCR y el Pro no son ninguna novedad, aunque marcan líneas divisorias: es más o menos Milei. El presidente libertario hizo estallar el sistema de partidos y su gestión, desbordada, cruel y violenta, empuja a todos a tomar posturas y definirse.
Y si a nivel país, radicales y macristas ya empiezan a posicionarse, en La Pampa ocurre lo mismo. Los radicales están cada vez más convencidos de que Milei no los representa (¿por qué debería representarlos, más allá de su antiperonismo?), mientras que el Pro parece abrazarse obligadamente al destino libertario, un poco por miedo a perder sus votantes, otro poco obnubilado con “ese país que nos merecemos” que parece ser el que pretende el presidente. Una película que ya la vimos, y termina mal. Spoiler.
Radicales que se doblan pero no se rompen
En La Pampa hay una oposición racional y una desbocada al peronismo. Los radicales parecen formar parte de la primera, aunque en su interior también están los teñidos de violeta. No es novedad que en la UCR conviven, como indica el politólogo Andrés Malamud, dos espíritus que tensan los debates. Uno más progre, metropolitano y popular; el otro más conserva y federal. No confundir con líneas, en azules y celestes pueden convivir unos con otros, por ejemplo. Sin embargo, el radicalismo se dobla, pero no se rompe. Sus filas se mantienen unidas sosteniendo ese difícil equilibrio.
También conviven todas las tonalidades actuales, desde los que apoyan a Milei rabiosamente y no hacen concesiones con el peronismo, como el ruralismo recalcitrante, y que quieren que LLA esté dentro de la alianza anti PJ en 2027, hasta los críticos al libertario en temas como el veto al aumento de los jubilados y del financiamiento a las universidades y que piensan en sostener un Estado presente.
Algo que los une a los radicales pampeanos es que se han envalentonado después de 2023. Impulsados por la victoria de Milei, empezaron a soñar con gobernar en 2027. Para eso dejaron de lado las diferencias con sus socios provinciales del Pro y hasta algunos ven con buenos ojos acercarse a la pyme familiar de Comunidad Organizada para sumarlos. Otros no, el rechazo es demasiado hacia una fuerza política de marginales.
Este “nuevo espíritu” además es impulsado por varias cuestiones: la renovación de una dirigencia (los nombres de peso que ya no pesan como antes haciendo más horizontal la discusión; hasta el presidente del partido es un sub 40 de una generación que tiene otra mirada); y la estructura de los intendentes que suman 32 y que cambió el eje político y la agenda desde el interior provincial.
Pensando en 2025, la visión de los radicales ha ido virando en las últimas semanas con respecto a Milei de quien se habían ilusionado en sus primeros meses. Esto hace a muchos despegarse de las opiniones del Pro. El veto al aumento de los jubilados y al financiamiento a las universidades (y los ataques libertarios), dijimos, empezaron a advertirles que Milei no tiene rumbo. Y de que hay que ir armando una alternativa. Algo que está ocurriendo a nivel nacional. Entre estos racionales, algunos ya están pensando en sostener para el las próximas legislativas nacionales un Juntos por el Cambio que “rescate” a todos los sectores opositores al peronismo pero críticos a Milei, entre ellos una parte del Pro más moderada.
Los caminos sinuosos del macrismo
El Pro, analizamos, tiene los mismos dilemas que los radicales, sino más: ¿qué hacer en 2025? Las idas y venidas de Macri (hoy enemigo de Milei, mañana amigo, según le pueda sacar algo o no) los coloca en una situación compleja. El problema que tienen en La Pampa es que si se hacen muy violetas o se tornan muy moderados, pueden perder por un lado o el otro a su electorado a manos de los mileistas.
El Pro en su mayoría, está subido a una estrategia de oposición desbocada con el gobierno del PJ. Una imitación local a lo Milei para no perder terreno en el electorado común que tienen con los libertarios. Sus publicaciones asumen la misma impronta: confrontar con argumentos desproporcionados y hasta agresivos, hasta con el uso de fake news. Es una manera de asomar la cabeza entre el radicalismo territorial y el libertarismo con su agenda nacional. Y aunque quieren diferenciarse en algún punto, terminan asumiendo la defensa del gobierno de Milei.
No es todo el Pro el que se allana a esta estrategia. Los cuatro intendentes del sector, por ejemplo, firmaron junto a sus pares radicales un rechazo a la medida de Milei de cerrar sucursales del Banco Nación. Como en el radicalismo, están quienes gestionan y quienes hacen política. Quienes son críticos a algunas decisiones de Milei, y quienes lo defienden rabiosamente. En las legislativas de 2025, ¿definirán por una estrategia más racional con los radicales o una embanderada con el mileísmo?
Las próximas elecciones están a la vuelta de la esquina. En poco tiempo la oposición tendrá que empezar a definir si va junta o separada. ¿Habrá matrimonio 2025 para la UCR o el Pro? ¿O la agenda nacional terminará por separarla? La llave de los tiempos, como ocurre desde hace diez meses, la tiene Milei y en cómo llegue su gobierno desbocado a comienzos del próximo año.