Una pareja mendocina con dos niñas pequeñas de 2 y 5 años vivió un Año Nuevo de terror, tras quedar varada varias horas en la ruta en medio de un fuerte temporal de lluvia y sin señal en la provincia de Santa Cruz. El padre caminó 15 horas por la Ruta 40 para pedir ayuda.
Todo comenzó el 29 de diciembre, cuando la familia de Gonzalo y Romina Altamiranda partió de San Rafael, Mendoza, con destino a El Calafate para recibir el Año Nuevo con la hermana de Gonzalo, quien trabaja como guía de montaña en Santa Cruz. Según dijeron, posteriormente, el GPS los desvió por la exruta 40 (ahora ruta provincial 29), lo que es una zona despoblada.
Si bien el camino no estaba asfaltado, el auto a baja velocidad podía transitar, pero la lluvia complicó todo. El suelo arcilloso y pedregoso se volvió intransitable, y el auto quedó encajado. Sin señal ni internet, y con provisiones limitadas, Romina asumió el liderazgo: racionó la comida y apagó los celulares para conservar batería. “Les dijimos a las nenas que íbamos a acampar en el auto”, relató Gonzalo, en diálogo con el medio MDZ.
Las horas corrían, la lluvia no amainaba y no pasaba ningún otro vehículo por el camino -después se enteraron que la Policía había cortado la ruta por las intensas lluvias-. Cuando las niñas se durmieron, Gonzalo y Romina pudieron armar un plan: él iba a pedir ayuda y ella se iba a quedar con las chicas en el Fiat Cronos.
Tras dos días sin señales de ayuda, el 31 cerca de las 17, Gonzalo empezó a desandar el camino para pedir auxilio en un puesto. Se fue solo con lo puesto, una mochila y una campera de pluma.
“Daba un paso y me hundía. El barro parecía chupar mis zapatillas”, recordó y detalló: “Como a las 21 llegué al primer puesto pero la creciente había formado como una especie de río que no podía cruzar caminando. Seguí y pasó lo mismo en otros puesto así que decidí volver a la ruta”.
“Después de la medianoche dejó de llover y bajó la temperatura. Me saqué la ropa mojada y me puse la campera de pluma pero me estaba congelando. Cuando abrí la mochila me encontré un libro y le corté las hojas para cubrirme el cuerpo. Eso fue lo que me ayudó”, agregó.
Durante 15 horas, enfrentó lluvias torrenciales, temperaturas extremas y agotamiento físico. Finalmente, al amanecer del 1 de enero, logró llegar a la ruta 40, donde un guía de montaña lo auxilió y lo llevó al pueblo más cercano.
Paralelamente, la hermana de Gonzalo había movilizado un operativo de búsqueda con policías, bomberos y defensa civil.
“Cuando llegamos mi hermana ya tenía tres camionetas para ir a buscarnos. Cargamos nafta compré leche para las nenas y nos fuimos hasta donde estaba el auto. Ya había salido el sol y cuando llegamos estaban las tres bien”, añadió.
El 1 de enero por la tarde, la familia Altamiranda fue rescatada sana y salva.