La falta de lluvias, los fuertes vientos y las altas temperaturas están complicando mucho el desarrollo de los cultivos de verano en la zona centro de La Pampa, según advirtieron ruralistas a Diario Textual. También está complicado el pasto para la ganadería, por la escasez de pasto.
“Estamos muy complicados. Hasta el 15 de diciembre fue una cosa y de ahí en adelante se empezó a complicar y mucho. Altas temperaturas, mucho viento norte y pocas lluvias. Los cultivos que más están sufriendo son los maíces de primera, que dentro de unos días empiezan a florecer y es cuando más agua necesitan. Los girasoles también están con muy poco desarrollo y si no hay lluvias importantes va a haber problema de llenado de grano, con tortas mucho más chicas”, explicó Marcelo Rodríguez, dirigente de la Asociación Agrícola Ganadera de Santa Rosa.
En cuanto a la soja -puntualizó- todavía no está “sufriendo” tanto el calor y la falta de agua, pero alertó que en unos días más las plantas van a empezar a sentir el “estrés hídrico”.
“Con respecto a la hacienda, los campos están secos y con las tormentas eléctricas corremos riesgo de incendios. Los sorgos forrajeros se están comiendo, pero no tienen rebrote. Y las alfalfas, con este calor, empiezan a perder hoja. Encima, hay mucha tucura”, aseveró Rodríguez.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ya había advertido meses atrás que la campaña agrícola 2024/2025 traía consigo un escenario complejo para los productores de la región pampeana, marcado por una inestabilidad climática.
El organismo precisó que si bien el otoño ofreció una recarga aceptable en los perfiles de humedad del suelo, el déficit de lluvias durante el invierno y el inicio de la primavera puso en jaque la planificación de las siembras y el rendimiento esperado de los cultivos.
Este panorama no es nuevo. En las últimas cinco campañas, los inviernos han sido particularmente secos, con una disminución del 40% en el promedio de precipitaciones. En algunos años, las lluvias llegaron a estar por debajo del 80% de lo esperado.
Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, advirtió que el patrón de escasez hídrica no solo afectó la producción de los cultivos de invierno, sino que también retrasó la siembra temprana de los cultivos de verano, lo que genera un impacto en todo el ciclo productivo.
Un informe de perspectivas climáticas estacional de enero, elaborado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, reveló que durante el final de la primavera y los primeros días del verano «La Niña» comenzó a hacer sentir gradualmente sus efectos, produciendo grandes contrastes, y reactivando los déficits hídricos en gran parte del área agrícola.
Paralelamente se produjeron marcadas oscilaciones térmicas, con marcados fríos tardíos, aunque sin riesgo de heladas, y calores tempranos de moderada a alta intensidad, aunque sin alcanzar los niveles extremos que anticipaban muchas fuentes.
¿Qué se espera para lo que resta del verano? Según el informe, lo que resta del verano apunta a ser menos contrastante, pero conservando perturbaciones. La mayor parte del área agrícola del Cono Sur observará precipitaciones normales a superiores a lo normal, con focos aislados de registros levemente inferiores a la media, pero un extenso foco seco podría continuar afectando gran parte de la Región Pampeana, el sur de la Mesopotamia y el oeste del Uruguay.
Los calores serán elevados, aunque no extremos, salvo sobre las zonas más secas, donde alcanzarán fuertes marcas. “Se espera que el episodio frío complete su ciclo en forma temprana, disipándose a comienzos del otoño de 2025, pero desafortunadamente, también se espera una reactivación igualmente temprana de la circulación polar, reactivando la sequía en gran parte del área agrícola del Cono Sur, y causando un régimen térmico con grandes oscilaciones, que combinará calores tardíos y fríos tempranos, con riesgo de heladas localizadas y generales”, señaló el informe.